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Arlette
17-02-2018, 12:01 AM
La tasa de interés es una de las variables macroeconómicas más importantes, junto al tipo de cambio y los salarios, por lo que el Estado siempre tiene algún grado de injerencia.

La tasa es fijada por los bancos centrales de las principales potencias económicas mundiales que regulan la liquidez global, lo cual tiene un impacto directo sobre el sistema financiero mundial.

El sistema financiero bancario de cada país tiene una (en algunos casos, varias) referencia para fijar las tasas de interés en las operaciones interbancarias y las operaciones comerciales de colocaciones y ahorros. Por eso, los bancos centrales son los encargados de determinar una “tasa de interés de referencia” a la cual seguir.

¿Por qué son tan importantes las tasas de interés de referencia mundiales? Las operaciones entre los bancos, que son de muy corto plazo, son fundamentales para determinar la actividad económica de cada país, y tiene repercusiones en toda la economía a través del crédito y su costo para que lo que toma un préstamo del otro lado de la ventanilla, es decir la tasa de interés.

Si dicha tasa de referencia baja, el costo de las operaciones interbancarias serán menores, y se incrementarán los créditos comerciales de corto plazo, propiciando una mayor liquidez en la economía.

Esta mayor liquidez tendrá dos efectos: el costado positivo es que se incrementará el nivel de transacciones. Pero en la mayoría de los casos también puede llevar a que se genere inflación si esa mayor liquidez en la calle no es respaldada por una mayor cantidad de bienes: a corto plazo siempre es el caso, aunque a largo plazo pueda generar más valor agregado y PBI a una economía.

Por eso la política monetaria contracíclica es tan importante: cuando la inflación es elevada (es decir, se ubica por encima del rango de metas de un banco central, si éste los tuviera y los aplicara) el banco central eleva su tasa de referencia para encarecer las operaciones monetarias, desmotivar así la actividad económica y controlar la inflación.

Cuando la inflación es baja (o irá peligrosamente bajando por debajo de lo deseable), el banco central aplica exactamente la misma fórmula pero al revés: reduce su tasa de referencia para encarecer las operaciones monetarias, motiva la actividad económica e intenta generar por esa vía inflación. La deflación es tan mala como una inflación por encima de la deseada. Los agentes económicos no invierten porque las tasas de rentabilidad irán en descenso y los consumidores posponen sus decisiones de consumo porque saben que los precios irán cayendo a futuro.

Los bancos centrales que mueven la liquidez mundial son aquellos de mayor peso en los mercados: el banco central de los Estados Unidos se denomina Reserva Federal (la ”Fed”) y está compuesto por un sistema de 16 representantes de distintos estados, entre los cuales 12 poseen derecho a voto en las cinco reuniones anuales de su Comité de Política Monetaria Abierta (FOMC, por sus siglas en inglés).

Es a través del poder de la mayor economía mundial, del peso del dólar en los ahorros y su aceptación en la mayoría de las transacciones mundiales que las decisiones de la Fed son muy importantes. Su tasa de referencia es la de los Fondos Federales (Fed Funds), que es la tasa interbancaria (para operaciones entre bancos) de muy corto plazo (“overnight”, o de un solo día), que fija discrecionalmente luego de cada reunión de acuerdo a un análisis de las condiciones de su economía.

Además de la Fed, el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés), el Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés), el Banco Popular de China y el Banco Nacional de Suiza son los demás creadores de liquidez mundial de peso en la economía global.

Dadas las mismas condiciones de estabilidad y crecimiento económicos, políticas transparentes y riesgo país bajo y controlado, si la tasa de referencia de un país es mayor que la de otro, esto genera un flujo de divisas de un país a otro en busca de mayor rendimiento. La entrada de dólares -por ejemplo- genera un comportamiento del tipo de cambio a la baja (apreciación cambiaria), mientras que la salida de dólares hará que el tipo de cambio suba (se deprecie, es decir que la moneda local valga menos).

Pero es muy importante entender que la decisión del nivel de tasas de interés de corto plazo tiene un impacto en las tasas de referencia de largo plazo, que son las tasas que fijan los inversores institucionales de peso e individuales a través de sus inversiones y decisiones de asignación de portafolio.

Operadores y analistas suelen tomar al rendimiento del bono estadounidense a 10 años como brújula para guiar sus inversiones (en Europa, la referencia es el rendimiento del bono alemán, el más seguro).

Luego de un período de muchos años de bajas muy extendidas en la misma a la par de una menor inflación, repentinamente esta variable que había quedado mucho tiempo en el olvido volvió a ser relevante, dado el impacto de un crecimiento vigoroso en los EE.UU. (+2,6% para el PBI real este año convalidado por fuertes cifras de empleo), en Europa (las más altas en 7 años) y recuperándose en mercados emergentes.

La suba de la tasa de interés corta de referencia en los EE.UU. (hoy en un rango del 1,25-1,50% y que se espera se eleve al 2,00-2,25% a fin de año) se está trasladando al tramo largo de la curva, que escaló hasta 2,90%, lo que impacta en las valuaciones tanto de los bonos soberanos como corporativos y provinciales de los países emergentes que necesitan financiar su déficit fiscal con ahorros externos, y también de aquellas empresas muy endeudas (los llamados bonos “basura” o “high yield”).

Una abrupta escalada en las tasas largas de referencia mundiales también impacta en las cotizaciones de todas las acciones, porque los flujos de fondos futuros son descontados a esa tasa, lo que implica un menor valor presente, que tiene que ser convalidado con una baja en las
cotizaciones de las acciones hoy. De ahí la caída de las bolsas mundiales.

En síntesis, las tasas de referencia de los bancos centrales tienen una enorme repercusión tanto en la economía como en los mercados financieros.