Arlette
27-02-2018, 12:38 AM
En definitiva los mercados financieros están conformados por seres humanos, y por lo tanto, la psicología humana es un factor clave en cuanto a la evolución de los precios y los retornos de las diferentes clases de activos.
En los últimos años ha crecido enormemente la aplicación de la psicología al análisis de los mercados financieros, y todo indica que seguramente veremos nuevos desarrollos en esta materia a mediano plazo.
Sentimiento de mercado: tendencias y extremos
A grandes rasgos, podemos decir que existen dos tipos principales de operadores en los mercados: quienes buscan comprar al alza siguiendo las tendencias de precios y quienes compran a la baja tomando una posición contraria a la de las mayorías para conseguir precios atractivos.
Ambos enfoques tienen sus ventajas y desventajas particulares, y dependiendo del contexto de mercado podemos obtener mejores resultados con un enfoque u otro. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta cómo interactúan en los movimientos de precios los ciclos de mercado y el componente psicológico detrás de ellos.
Los ciclos de mercado están caracterizados por una etapa de piso, seguida por una fase de subas, posteriormente un techo, y luego una etapa de ajuste bajista. En estas diferentes etapas es claramente diferente también la psicología del mercado y su impacto sobre las cotizaciones.
En la etapa de piso, el sentimiento de mercado es ampliamente pesimista: los precios se encuentran deprimidos precisamente porque las expectativas de retorno a mediano plazo son bajas o negativas. Esta fase es una oportunidad de compra, y en general la apuesta ganadora pasa por posicionarse en contra de la opinión mayoritaria, comprando cuando todos venden.
En la etapa de recuperación de precios, el ánimo de los inversionistas suele ir en aumento, lo cual es acompañado también por un incremento en las cotizaciones. En un escenario de este tipo conviene estar del lado de la tendencia y acompañando las subas de precios con órdenes de compra.
Los mercados suelen marcar sus máximos en un contexto de optimismo generalizado. Cuando la gran mayoría de los inversores espera retornos elevados, esto probablemente significa que ya han invertido buena parte de su dinero disponible en el mercado. En esta clase de contextos la apuesta ganadora pasa por posicionarse en contra de la mayoría, vendiendo cuando todos compran.
Posteriormente, cuando el exceso de optimismo va dando lugar a expectativas más realistas, ésto se ve reflejado en ajustes bajistas de precios. En este caso nuevamente conviene posicionarse a favor de la tendencia bajista, sabiendo que el próximo piso de mercado va a producirse cuando la negatividad de mercado llegue a niveles extremos.
El punto central es que la mayor parte del tiempo las cotizaciones van en el mismo sentido que el ánimo del mercado: un aumento de optimismo produce precios al alza, y viceversa. Sin embargo, cuando el optimismo o el pesimismo de mercado alcanzan niveles extremos es de esperar una reversión en la acción de precios.
La experiencia y las heridas que deja el mercado
Mucho se ha escrito al respecto del valor de la experiencia a la hora de tomar decisiones de inversión. No obstante, es importante saber mirar hacia adelante y no permanecer demasiado sesgado en función del comportamiento pasado de los mercados.
Stanley Druckenmiller es uno de los gestores de fondos más reconocidos en el mundo. En el año 1978, era un joven empleado en una compañía de inversiones, y fue nombrado director de análisis de acciones en su segunda posición en la empresa, pasando por encima de otros empleados de la firma con mayor experiencia y trayectoria en el mercado.
Cuando Druckenmiller preguntó a su jefe por qué era promocionado a pesar de su corta edad y falta de experiencia, la respuesta fue esclarecedora.
“Por la misma razón por la que envían a jóvenes de 18 años a la guerra. Eres demasiado joven y no tienes la experiencia para saber que no te conviene marchar. Hemos tenido un mercado bajista desde 1968; pienso que se viene un gran mercado alcista. Nosotros tenemos cicatrices, no vamos a poder apretar el gatillo. Entonces necesito a un joven sin experiencia para que entre y lidere el ataque”.
Las diferentes generaciones de inversores en todo el mundo han atravesado escenarios de los más diversos. Mercados alcistas y bajistas, problemas de inflación, incertidumbre geopolítica y fluctuaciones en las tasas de interés son algunos de los temas más importantes que suelen afectar a los mercados. En función del escenario que hayamos atravesado, esto seguramente va a influenciar nuestra manera de analizar el presente y el futuro.
Por supuesto que esta experiencia puede resultar valiosa, aunque siempre es importante tener en cuenta que la mirada debe estar puesta en el futuro y no en el pasado. Un evento como una crisis financiera o un mercado bajista profundo puede dejarnos muchas lecciones valiosas, aunque también algunas cicatrices emocionales que no son fáciles de superar.
Cuando tomamos decisiones de inversión, entonces, conviene ser conscientes de en qué medida nuestra experiencia pasada como inversores podría estar sesgando nuestra capacidad de análisis objetiva.
En los últimos años ha crecido enormemente la aplicación de la psicología al análisis de los mercados financieros, y todo indica que seguramente veremos nuevos desarrollos en esta materia a mediano plazo.
Sentimiento de mercado: tendencias y extremos
A grandes rasgos, podemos decir que existen dos tipos principales de operadores en los mercados: quienes buscan comprar al alza siguiendo las tendencias de precios y quienes compran a la baja tomando una posición contraria a la de las mayorías para conseguir precios atractivos.
Ambos enfoques tienen sus ventajas y desventajas particulares, y dependiendo del contexto de mercado podemos obtener mejores resultados con un enfoque u otro. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta cómo interactúan en los movimientos de precios los ciclos de mercado y el componente psicológico detrás de ellos.
Los ciclos de mercado están caracterizados por una etapa de piso, seguida por una fase de subas, posteriormente un techo, y luego una etapa de ajuste bajista. En estas diferentes etapas es claramente diferente también la psicología del mercado y su impacto sobre las cotizaciones.
En la etapa de piso, el sentimiento de mercado es ampliamente pesimista: los precios se encuentran deprimidos precisamente porque las expectativas de retorno a mediano plazo son bajas o negativas. Esta fase es una oportunidad de compra, y en general la apuesta ganadora pasa por posicionarse en contra de la opinión mayoritaria, comprando cuando todos venden.
En la etapa de recuperación de precios, el ánimo de los inversionistas suele ir en aumento, lo cual es acompañado también por un incremento en las cotizaciones. En un escenario de este tipo conviene estar del lado de la tendencia y acompañando las subas de precios con órdenes de compra.
Los mercados suelen marcar sus máximos en un contexto de optimismo generalizado. Cuando la gran mayoría de los inversores espera retornos elevados, esto probablemente significa que ya han invertido buena parte de su dinero disponible en el mercado. En esta clase de contextos la apuesta ganadora pasa por posicionarse en contra de la mayoría, vendiendo cuando todos compran.
Posteriormente, cuando el exceso de optimismo va dando lugar a expectativas más realistas, ésto se ve reflejado en ajustes bajistas de precios. En este caso nuevamente conviene posicionarse a favor de la tendencia bajista, sabiendo que el próximo piso de mercado va a producirse cuando la negatividad de mercado llegue a niveles extremos.
El punto central es que la mayor parte del tiempo las cotizaciones van en el mismo sentido que el ánimo del mercado: un aumento de optimismo produce precios al alza, y viceversa. Sin embargo, cuando el optimismo o el pesimismo de mercado alcanzan niveles extremos es de esperar una reversión en la acción de precios.
La experiencia y las heridas que deja el mercado
Mucho se ha escrito al respecto del valor de la experiencia a la hora de tomar decisiones de inversión. No obstante, es importante saber mirar hacia adelante y no permanecer demasiado sesgado en función del comportamiento pasado de los mercados.
Stanley Druckenmiller es uno de los gestores de fondos más reconocidos en el mundo. En el año 1978, era un joven empleado en una compañía de inversiones, y fue nombrado director de análisis de acciones en su segunda posición en la empresa, pasando por encima de otros empleados de la firma con mayor experiencia y trayectoria en el mercado.
Cuando Druckenmiller preguntó a su jefe por qué era promocionado a pesar de su corta edad y falta de experiencia, la respuesta fue esclarecedora.
“Por la misma razón por la que envían a jóvenes de 18 años a la guerra. Eres demasiado joven y no tienes la experiencia para saber que no te conviene marchar. Hemos tenido un mercado bajista desde 1968; pienso que se viene un gran mercado alcista. Nosotros tenemos cicatrices, no vamos a poder apretar el gatillo. Entonces necesito a un joven sin experiencia para que entre y lidere el ataque”.
Las diferentes generaciones de inversores en todo el mundo han atravesado escenarios de los más diversos. Mercados alcistas y bajistas, problemas de inflación, incertidumbre geopolítica y fluctuaciones en las tasas de interés son algunos de los temas más importantes que suelen afectar a los mercados. En función del escenario que hayamos atravesado, esto seguramente va a influenciar nuestra manera de analizar el presente y el futuro.
Por supuesto que esta experiencia puede resultar valiosa, aunque siempre es importante tener en cuenta que la mirada debe estar puesta en el futuro y no en el pasado. Un evento como una crisis financiera o un mercado bajista profundo puede dejarnos muchas lecciones valiosas, aunque también algunas cicatrices emocionales que no son fáciles de superar.
Cuando tomamos decisiones de inversión, entonces, conviene ser conscientes de en qué medida nuestra experiencia pasada como inversores podría estar sesgando nuestra capacidad de análisis objetiva.