"Prefiero esperar a conocer las decisiones concretas del gobierno de EEUU, antes de pronunciarme. Pero el mundo occidental no va a dejar la defensa del libre comercio únicamente a China
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"Prefiero esperar a conocer las decisiones concretas del gobierno de EEUU, antes de pronunciarme. Pero el mundo occidental no va a dejar la defensa del libre comercio únicamente a China
Larry Fink afirma que las nuevas tecnologías perjudicarán a las economías que no están preparadas para la innovación y que han basado su crecimiento en mano de obra barata. Esto acentuará las divisiones económicas a nivel mundial y acusará las diferencias de renta.
Por su parte, Hammond cree que el populismo y el envejecimiento demográfico son presiones más urgentes que el cambio tecnológico.Creíamos que 2016 iba a ser un año con convulsiones pero no desde luego revolucionario, que es lo que ha terminado siendo gracias a la emergencia de figuras como Donald Trump y fenómenos como el Brexit. Esas revoluciones se extenderán a 2017.
Si las previsiones sobre las grandes tendencias económicas son un ejercicio difícil en contextos tranquilos, lo cierto es que transformaciones políticas profundas como las de ahora las convierten en un deporte de alto riesgo. A pesar de todo, sabemos algunas cosas.
Sabemos que Trump cumplirá parte de su programa electoral y que eso ya supondrá un cambio importante en la dinámica de las relaciones comerciales internacionales, que los países avanzados necesitan seguir estimulando sus economías para consolidar la recuperación, que los bancos centrales han empezado a comprender que sus políticas pierden fuelle,
ue los emergentes se verán afectados por ello, que China tiene que seguir decelerándose para garantizar su transición a otro modelo productivo, que la economía mundial, en principio, crecerá menos de lo esperado, que el proyecto europeo está en peligro
y sus relaciones con Londres también, que los grandes acuerdos globales resultarán muchísimo más difíciles y que en 2017 la transparencia de los paraísos fiscales dará un paso decisivo. No son pocas claves.
El ascenso del proteccionismo. El proteccionismo había perdido desde hace décadas prestigio intelectual y apoyo entre los líderes políticos y la población de los países desarrollados hasta el punto de que la globalización y la emergencia de bloques comerciales cada vez más gigantescos parecían irreversibles.
No en vano Donald Trump ha empezado a hacer valer sus promesas electorales con grandes anuncios como la defunción del Tratado Transpacífico y otros más pequeños como la llegada de los esperados impuestos
sobre las importaciones o la presión desde el Twitter del Presidente electo contra la deslocalización de algunas factorías. También hay que tener en cuenta la probable reacción de China ante el previsible castigo a sus productos en Estados Unidos, la posible reducción en los intercambios comerciales entre Londres y la UE por culpa de la elevación de las tasas aduaneras tras el Brexit y la