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Hay que enfatizar que en el entorno externo sigue el estancamiento o deterioro de las economías más desarrolladas, debido a que no se han tomado las medicinas para solucionar la gravísima crisis de 2009, sino que se pospusieron para el futuro. Se compara a la Gran Crisis de ese año con la ocurrida en 1929 (aunque en México no se percibió tan grave por los sólidos fundamentos que tenía el país en ese momento).
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La misma fue provocada por la fuerte expansión crediticia y monetaria iniciada en Estados Unidos en los años previos, a raíz de los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York, secundada por la mayoría de los países desarrollados y fue enfrentada con más expansión monetaria para ser solucionada en el futuro. Sin embargo, parece que éste ya nos está alcanzando.
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cuando se tuvo el colapso global a raíz de la quiebra del grupo financiero Lehman Brothers, la Fed elevó sus activos monetarios en cinco veces en los siguientes años (un aumento de 500 por ciento).
Si algún país subdesarrollado hubiera pretendido hacer este crecimiento habría provocado hiperinflación y drásticas devaluaciones de su moneda, pero ese país tiene la moneda de reserva mundial, lo cual le da un gran poder. Este desmedido incremento se detuvo en los pasados dos años e incluso se ha reducido paulatinamente en términos del PIB.
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El Banco Mundial prevé que el crecimiento económico mundial se fortalecerá hasta ubicarse en el 2,7 % en 2017 debido a que el repunte de las manufacturas y el comercio, el aumento de la confianza del mercado y la estabilización de los precios de los productos básicos permitirán restablecer el crecimiento en las economías en desarrollo y en los mercados emergentes exportadores de dichos productos.
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El crecimiento de las economías avanzadas se acelerará hasta llegar al 1,9 % en 2017, lo que beneficiará también a los socios comerciales de dichos países. En este contexto de mejores condiciones del financiamiento en el ámbito internacional y una mayor estabilización de los precios de los productos básicos, el crecimiento de los mercados emergentes y las economías en desarrollo en su conjunto repuntará hasta situarse en un 4,1 % este año, superando el 3,5 % registrado en 2016.
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Se prevé que el crecimiento económico mundial se fortalecerá hasta ubicarse en el 2,7 % en 2017. Se anticipa que el crecimiento de los mercados emergentes y las economías en desarrollo repuntará de manera más rápida que las economías avanzadas hasta situarse en un 4,1 %.
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El fortalecimiento del crecimiento mundial es producto de la recuperación del crecimiento del comercio, que se ubica en alrededor del 4 % en 2017, después de registrar un valor bajo del 2,5 % en 2016, tras la crisis financiera; aunque se espera que se mantenga por debajo de los niveles anteriores a la crisis financiera.
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Se espera que el crecimiento en Estados Unidos y Japón se acelerará en 2017 y que el crecimiento en la zona del euro seguirá siendo sólido. Un crecimiento más firme de las economías avanzadas, incluso a tasas modestas, todavía puede generar beneficios sustanciales en materia de crecimiento para los mercados emergentes y las economías en desarrollo.
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El fortalecimiento del crecimiento es impulsado por los exportadores de productos básicos. La recuperación es de amplia base entre los exportadores de bienes agrícolas, energía y metales.
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Según las previsiones, el crecimiento en las siete principales economías de mercados emergentes —Brasil, China, India, Indonesia, México, la Federación de Rusia y Turquía— se incrementará sustancialmente y superará al crecimiento en el grupo de las siete principales economías industrializadas en 2018. Esto también beneficiará a otros mercados emergentes y economías en desarrollo.