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En relación con este conflicto, nuestra postura se alinea con la Reserva Federal. Estamos de acuerdo en que, con la economía estadounidense acercándose al pleno empleo, con los sueldos creciendo de manera moderada pero fiable, y con la inflación subyacente oscilando alrededor del 2%, no hay motivo alguno para mantener una política monetaria de emergencia con los tipos tan bajos.
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En cambio, la inflación subyacente en la eurozona continúa muy lejos del objetivo del BCE, por debajo del 1%, y no acaba de adquirir una tendencia clara al alza. Por tanto, pensamos que el Consejo del BCE no tendrá prisa por retirar estímulos monetarios, y los tipos de intervención serán negativos hasta muy entrado el año que viene.
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En estas circunstancias, pensamos que será difícil que el euro encadene una subida sostenida contra el dólar, y pensamos que a medio plazo el tipo de cambio volverá a la parte baja del rango que señalamos arriba, alrededor de 1.05 dólares por euro.