Los que son principiantes en el mundo de la inversión en renta variable, muchas veces creen que están haciendo una buena inversión porque están comprando una cifra elevada de acciones de una compañía determinada.
Pero el número de papeles que puedas llegar a tener de una empresa no está directamente asociado a la magnitud de tus posibles ganancias o pérdidas.

En realidad, lo que definirá realmente la rentabilidad es el montante de la operación, es decir, hay que pensar en términos de inversión monetaria antes que tener en cuenta la cantidad de acciones compradas de una empresa determinada.

Vamos a utilizar estos dos ejemplos. Vamos a analizar las siguientes dos operaciones. ¿En cuál de ellas crees que podrías ganar más si el precio de la acción sube un 50%?
Operación 1: compras 400 acciones de la empresa A, por un precio de diez dólares el papel.
Operación 2: compras 10 acciones de la compañía B, por un precio de cuatrocientos dólares el papel.
Tu respuesta es equivocada si piensas que harías una mejor inversión con la operación 1, sólo por el hecho de haber adquirido más acciones a un precio más "barato".
En realidad, las posibilidades de ganar o perder dinero serán las mismas: en ambos casos, la inversión realizada es de cuatro mil dólares. Esto significa que si los papeles de las compañías A y B suben un 50%, ganarás dos mil dólares en cualquiera de los dos casos.
En una nota anterior, aseguraba que lo importante es comprar acciones que cotizan en máximos históricos. Y además, que esos papeles tengan tendencia alcista. En ese sentido, no importa si el precio te parece “caro”.

Hay que valorar el total que vas a invertir en una operación, dependiendo, claro está, de tu perfil inversor (los riesgos que estés dispuesto a asumir) y, a partir de ahí, conviene calcular el número de acciones que puedas adquirir.