Un reciente informe de Credit Suisse plantea que las empresas familiares, es decir, las compañías bajo propiedad de las familias fundadoras, tienden a generar un retorno superior al promedio de mercado en el largo plazo. Lo cual es muy interesante, la evidencia se conforma en diferentes países y sectores de la economía, así como también para empresas grandes y pequeñas.

El trabajo de Credit Suisse considera que firmas familiares son aquellas en las cuales los fundadores o sus descendientes tienen más un 20% de la propiedad de las acciones y un 20% de la capacidad de votos.

Entre las compañías familiares que cotizan en bolsa, una proporción bastante elevada de las mismas se encuentran en Asia y en los mercados emergentes en general. Sin embargo, la clasificación incluye también a algunas de las empresas más grandes y reconocidas a escala mundial.

En base a la definición de Credit Suisse, grandes corporaciones como Alphabet (GOOG) (GOOGL), Facebook (FB), Alibaba (BABA), Samsung (SSNLF), Wal-Mart (WMT), Toyota (TM), y N**e (N**E) son incluidas dentro de este subgrupo.

En función de esta categorización, el reporte construye un índice con 1.000 empresas familiares en todo el mundo, comparando su performance frente una amplia base que incluye a 8.500 compañías en diferentes países.

A partir del año 2006, el universo de empresas familiares generó un retorno total acumulado del 126%, mientras que el retorno del grupo de control fue del 55%. En términos anuales, esto significa que las compañías familiares superaron el retorno del grupo de control en cerca del 4% anual, una diferencia que puede tener un impacto mayúsculo sobre los retornos a largo plazo.

Los datos además son consistentes, ya que las acciones de compañías familiares superaron el retorno del grupo de control en diferentes países y regiones, así como además en diferentes sectores económicos.

Esta consistencia avala la validez de la teoría, ya que confirma que evidentemente la propiedad familiar del negocio tiene un impacto positivo sobre los retornos, más allá de los diferentes países y sectores económicos, e independientemente del tamaño del negocio. Es decir, no es el tamaño de la empresa ni el sector de la economía, sino la propiedad familiar, lo que explica los resultados en base a estos datos.

Otro punto central es que la performance superior de las acciones en el mercado se encuentra respaldada por variables relacionadas a los indicadores fundamentales del negocio. Es decir, las compañías familiares mostraron también una performance superior en cuanto a variables como crecimiento de ventas, márgenes de rentabilidad y estabilidad financiera ante los vaivenes del ciclo económico.

Es decir, el retorno de las acciones no estuvo explicado en base a cuestiones relacionadas exclusivamente con las expectativas del mercado o las percepciones de los inversionistas, sino que la performance fundamental del negocio es la que sustenta la evolución de precios en las acciones.

La importancia del management

Estos resultados se explican en buena medida en función de la importancia del equipo de management y los incentivos gestión. En particular, la familia fundadora de la compañía suele tener una mirada de largo plazo, priorizando la salud del negocio y su potencial de crecimiento por sobre los resultados trimestrales.

El estudio de Credit Suisse encuentra que las empresas familiares invierten considerablemente en investigación y desarrollo, aunque lo hacen principalmente con fondos internos. En contraposición, las compañías en el grupo de control son más propensas a emitir deuda para financiar sus inversiones.

No necesariamente recurrir al endeudamiento es siempre una mala estrategia. La conveniencia o no de emitir deuda debe evaluarse en el debido contexto, ya que depende de variables como el costo del financiamiento, la rentabilidad de los proyectos y la disponibilidad de fuentes alternativas de financiación. Más allá de esto, en general recurrir al endeudamiento implica una estrategia más riesgosa a largo plazo.

Cuando el control de la compañía se encuentra en manos del fundador o sus descendientes, es más habitual que exista un férreo control de los gastos con el objetivo de preservar recursos. Los salarios de los altos ejecutivos suelen ser más moderados, ya que el bienestar de la empresa a largo plazo se considera más importante que pagar ingresos generosos a los principales directivos.

Un aspecto central a considerar es el del horizonte temporal con el cual se toman las decisiones. Un ejecutivo externo muchas veces está pensando en incrementar al máximo posible el retorno de las acciones en el corto y mediano plazo. Esto puede llevarlo a tomar decisiones como reducir las inversiones en áreas clave para achicar los costos, o inflar artificialmente las ventas recurriendo a descuentos insostenibles de precios.

Esta clase de conductas suelen ser menos habituales en compañías familiares, ya que en este caso el foco está puesto principalmente en construir un negocio sólido y duradero en el tiempo. Muchas veces los fundadores de las empresas están pensando en su legado para las próximas décadas por sobre el próximo reporte trimestral de ganancias.

Más allá de estas consideraciones, el punto central no es necesariamente el de las compañías dirigidas por la familia fundadora o no. El aspecto clave es el de la calidad del equipo de management y su capacidad para tomar decisiones con un foco de largo plazo por sobre los objetivos más inmediatos y cortoplacistas. Los datos demuestran que las empresas familiares suelen estar mejor gestionadas desde este punto de vista, lo cual es un aspecto interesante a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones de inversión en el mercado.