El creador de Facebook, la mayor red social del mundo, cumple 30 años como un joven multimillonario. Sus amigos lo describen como «robot sobreprogramado». Es ateo, está casado, tiene un perro y es daltónico, razón por la que el azul, color que mejor aprecia, impera en su red


Joven, apuesto, envidiado. En pocos años ha pasado a ser un ciudadano anónimo a un multimillonario que busca conectar a todo el planeta gracias a una red social, Facebook, que cuenta con más de 1.300 millones de usuarios en todo el mundo. Y subiendo. Con todo, su fundador, Mark Zuckerberg, cumple este miércoles 30 años y con un futuro muy positivo por delante.

Diez años después de haber ceado Facebook, el suyo es ahora un nombre que a muchas personas ya le resulta familiar. Aunque siempre ha querido ser discreto, en ocasiones es difícil. ¿Cómo es este empresario que va al trabajo en su coche de hace varios años, un utilitario que nada llama la atención? El multimillonario es peculiar, al menos así lo describen los cronistas de este neoyorquino que ha amasado una fortuna que asciende a 28.500 millones dólares (unos 20.600 millones de euros) debido al éxito de su popular red social, la mayor del mundo, como recuerda la agencia EFE.

Sus más íntimos y algunos trabajadores de su plantilla le llaman «Zuck», de hecho, esa es la palabra que compone la URL de su página personal en Facebook. Hijo de un dentista y una psiquiatra, es de ascendencia judía pero ateo declarado, tiene tres hermanas, viste camiseta gris para no tener que pensar qué ponerse y es daltónico, razón por la cual el color azul, el que mejor distingue, domina Facebook.

Está casado desde 2012 con una compañera de Harvard, Priscilla Chan, a la que conoció en la cola del baño en una fiesta y con la que aún no tiene hijos pero sí un perro, «Beast», un puli húngaro que cuenta con más de 1.8 millones de fans en la red social de su dueño. A Zuckerberg tampoco le faltan seguidores, más de 27,8 millones en Facebook, aunque hacer amistades y socializar nunca haya sido una de sus virtudes.

«Robot sobreprogramado»
Sus amigos, los reales de carne y hueso, le ven como «un robot» que ha sido «sobreprogramado», según publicó «The New Yorker» en 2010. «De hecho, a veces habla como un mensaje instantáneo -brusco, plano como con el tono marcado-, y a veces puede tener un matiz condescendiente, como si él siempre sabe algo que tú no. Pero cara a cara puede resultar agradable, y poco a poco se encuentra más cómodo en el escenario». Él confiesa que actúa de la misma forma en público sobre el escenario que con sus amigos: «Soy la misma persona torpe», dijo en una ocasión.

Zuckerberg es ambicioso e inconformista y un programador prodigioso -según su profesor particular de informática en la infancia, David Newman. El fundador de Facbeook desarrolló a los 12 años su primer software, ZuckNet, un sistema de mensajería instantánea para la clínica dental de su padre. Hizo aquel programa porque sabía, podía y le divertía, por la posibilidad de crear algo útil, una filosofía latente en la carrera de este joven discreto a quien no le obsesiona el dinero como lo demuestran los hechos.

Cuando estudiaba bachillerato en Phillips Exeter Academy, en New Hampshire, rechazó una oferta por 2 millones de dólares por su programa de elaboración personalizada de listas musicales Synapse Media Player, una versión primitiva de lo que hoy es Pandora, que despertó el interés de Microsoft y AOL.

En 2006 respondió igual cuando Yahoo puso sobre la mesa un cheque de 1.000 millones de dólares por Facebook. Zuckerberg no quería vender a su criatura, la misma por la que ha luchado en los tribunales contra quienes le demandaron por robarles la idea y a quienes decidió pagar 65 millones de dólares para zanjar el asunto.

La cantidad es nimia comparada con su riqueza actual. Según Forbes solo 22 personas en el planeta tiene más millones que Zuckerberg, y todas ellas superan los 40 años. Abandonó sus estudios en Harvard para dedicarse en pleno a Facebook. Se une a sí a otros grandes de la informática, como Bill Gates que dejan a medias su formación en Harvard en pro de la empresa.

Bar Mitzvá con temática de «Star Wars»
Sus inicios, sus extravagancias y sus disputas quedaron reflejadas en una biografía no autorizada «The Accidental Billionaires» que adaptó el guionista Aaron Sorkin para hacer la película «The Social Network» que «Zuck» se negó a ver durante un tiempo hasta que finalmente optó por alquilar un cine para una proyección privada de la cinta que no le dejó satisfecho.

«Yo conozco la verdadera historia», comentó. «Lo único en lo que acertó la película fue en el vestuario. Es interesante cómo cada una de las prendas de ropa que aparecen en la película están presentes también en mi armario», dijo en una conferencia en Stanford. Zuckerberg prefiere otras obras de Sorkin, como la serie sobre los entresijos de la Casa Blanca «The West Wing», que se vio íntegra cuando cayó enfermo en un viaje a España que hizo con Chan, entonces su novia, en 2003.

El poder, el control y la idea de imperio son conceptos recurrentes en la vida de Zuckerberg, un aficionado al juego de estrategia «Los Colonos del Catán», que tiene la «Eneida» de Virgilio como libro de referencia y celebró su fiesta de iniciación a la edad adulta por el rito judío, Bar Mitzvá, con temática de «Star Wars».

Zuckerberg, activista a favor de la reforma migratoria en EE.UU., se ha propuesto llevar la red de redes hasta los lugares más recónditos a través de su iniciativa Internet.org, ya sea por satélite, o mediante drones. Se trata de un proyecto altruista que servirá también para que su Facebook, plataforma en la que actualmente está apuntada la mitad de la población mundial con acceso a internet, siga haciendo amigos y conquistando territorios.