Cuando hablamos de inversión cuantitativa, puede que no tengamos claro a que nos referimos exactamente. Lo cierto es que hay muchos tipos de inversión cuantitativa, desde robots intradiarios o incluso de alta frecuencia, sistemas de rotación de carteras en base a unos parámetros, etc. Todo aquello que explote una ventaja estadística y que presente un backtest se considera cuantitativo.

Pero para mí, la clave para definir la inversión cuantitativa está en que se basa a unas reglas fijas. Son esas reglas las que explotan una ventaja que has sabido cuantificar. Sabes que siguiendo esas reglas se obtienen rentabilidades. Estas reglas no conceden una doble interpretación ni están sujetas a la subjetividad de una persona. Son fijas y están claramente definidas.

Que estas reglas sean fijas tiene muchas ventajas ya que permiten:

Realizar un estudio estadístico (backtest) del comportamiento pasado del modelo. Eso significa que podemos ver cómo se ha comportado el sistema en el pasado, y así ver también si se está comportando como debería en el presente. Esto es exactamente cuantificar el modelo, la ventaja que estás explotando en el mercado.
Optimizar los resultados. Ver como moviendo las variables llegamos a las conclusiones más robustas a lo largo del tiempo, mejorando así la relación rentabilidad riesgo.
Ahorrar tiempo. Esto parece que no, pero es muy importante. Aunque no tengas el sistema “robotizado”, es decir, aunque tu sigas introduciendo las órdenes en el mercado a mano, tener un modelo que de forma automática te dice que hacer te ayudará a ahorrar mucho tiempo. No importa si eres un trader que se pasa las mañanas detrás de las pantallas o un inversor que se lee la prensa todo el tiempo para ver cómo van sus acciones. Ya no hace falta. Lo hace el modelo por ti. Y el no tener que perder el tiempo en estas actividades te libera mucho tiempo para poder centrarte en mejorar tu modelo.
Evitar errores de sesgo. Mi favorita y la más difícil. Las decisiones no son tuyas, son del modelo que, aunque lo has diseñado tú (o no), no está sometido a todos los sesgos humanos. Y es que el ser humano tiene una manera de ver las cosas según como le haya ido el día varían.

¿Sabíais que si te estás tomando un café frío piensas diferente que si te los estás tomando caliente? (1)

Efectivamente.

En Yale se hizo un estudio con una serie de estudiantes a los que les dieron tazas calientes y frías y una foto de una persona desconocida. Después les pidieron que describieran a esta persona.

Demostraron que quien sostiene una taza de café frío tiende a pensar de quien no conoce que es más distante y egoísta que aquellos que sostienen tazas calientes.

Si la temperatura de una taza ya modifica tu manera de pensar, imagínate qué más puede variar tu subconsciente. ¿Cómo te vas a fiar de ti cuando una operación esté yendo bien? ¿Y si va mal? ¿Si no has dormido bien? ¿Si no has hecho ejercicio? ¿Estas bajo presión? ¿Tienes hambre? ¿Hay ruido fuera? ¿Hace calor? ¿Veis por dónde voy?

Muchas cosas pueden afectar a tu operativa y llevarte a tomar decisiones equivocadas de forma impulsiva. Pero esto no le ocurre a un sistema o un modelo. Por eso seguir unas reglas fijas evita muchos fallos que son claramente innecesarios.

Joel Greenblatt, Autor de “El pequeño libro que bate al Mercado” y la “Fórmula Mágica”, realizó un estudio sobre cómo se habían comportado las inversiones de la gente que había seguido su “Fórmula Mágica” tras 2 años de inversiones (2)

Separó a los inversores entre “Self-managed” y “Professional-Managed”, esto es, entre inversores que tenían las listas de acciones que comprar y vender en todo momento pero que aportaban su granito de arena, y los inversores que siguieron estrictamente el modelo.

Tras dos años, los inversores que pusieron su parte discrecional ganaron un 59% (oeeee!). Pero el SP500 había ganado casi un 63%. Y lo que es mejor, los inversores que siguieron fielmente el modelo habían ganado un ¡84%! Greenblatt sacó algunos motivos para entender por qué había pasado esto:

Algunos inversores self-managed eligieron evitar acciones que luego fueron de las mejores. Muchas veces lo que leemos o lo que creemos nos hace evitar acciones que tienen un gran potencial.
Otros inversores self-managed decidieron cambiar de estrategia en cuanto el sistema estuvo un tiempo sin batir al mercado. O estuvo un tiempo perdiendo. La historia de siempre. Vender en mínimos.
Y finalmente otros self-managed compraron de más cuando estaba en máximos. Ya lo decía Peter Lynch (3), que muchos de sus clientes perdieron dinero a pesar de invertir en uno de los fondos más rentables. Porque compraban en máximos y vendían cuando caía, convirtiendo una estrategia ganadora en una perdedora.

Greenblatt saca una conclusión que, aunque bastante oportunista, me hace mucha gracia. El mejor inversor self-managed fue aquel que compró la primera vez, y no volvió a tocar nada. Dice “A veces cuando se trata sobre inversión de largo plazo, hacer “menos” suele ser mejor que hacer “más”.

Es por tanto, la psicología humana, uno de los grandes problemas de la inversión, y una de las mejores ventajas de la inversión cuantitativa, siempre y cuando sigas al pie de la letra el sistema. Aunque puede que esa sea la parte más difícil.

Jim Simons, uno de los mejores inversores cuantitativos del mundo, dijo durante una charla:

“¿Te gustó lo que el modelo dijo o no te gustó lo que el modelo dijo? Esa es la parte más difícil de backtestear. Si vas a invertir usando modelos, tienes que usar los modelos esclavamente; haces lo que te diga sin importar lo inteligente o estúpido que pueda parecerte en ese momento”

Para mi está claro. Sigue las reglas.