La política de inversión es la clave de que nuestra cartera de fondos de inversión funcione a largo plazo. Estudios realizados por universidades americanas, demuestran empíricamente que el 80% de su éxito cómo inversor viene determinado por la correcta distribución de activos. Por tanto, antes de comprar un fondo de inversión hemos de tener claro cómo distribuimos la cartera de fondos de inversión en función de la rentabilidad objetivo y su perfil de riesgo.

Cartera estratégica

La cartera de fondos de inversión tiene que ser concisa y objetiva. Hay que aplicar unos porcentajes estratégicos que no deberían de variar más de un 20%. Un ejemplo de distribución podría ser un 20% en fondos monetarios, 40% en fondos de renta fija, un 30% en fondos de renta variable y un 10% en fondos de inversión de gestión alternativa. Los fondos de inversión que forman parte de la cartera estratégica pueden ser fondos de inversión de gestión pasiva, es decir, los fondos de inversión indiciados cómo los ETF, o fondos de inversión de gestión activa, es decir, fondos gestionados que su objetivo es superar la rentabilidad de los índices. Si lo recomendable es que la cartera siempre respete los porcentajes aplicados en la cartera estratégica en un 80%, también es recomendable que los fondos de inversión que conforman la cartera se aproximen al 80%. El motivo de tener siempre un peso relativo importante hacia los fondos de inversión referenciados a índices es por la enorme dificultad que han tenido los fondos de inversión en batirlos, por lo tanto, lo más fiable es optar por fondos de inversión indiciados en un 80% de la cartera. Si respetamos siempre estas puntualizaciones, lo más probable es que nuestra cartera siempre esté en la frontera eficiente, por tanto, tendremos la soñada cartera de fondos de inversión eficiente.

Cartera táctica

La cartera táctica son los ajustes finos que hay que realizar a la cartera. Se puede pivotar sobre la cartera estratégica un 20% en cada activo. Así, siguiendo el ejemplo anterior, en el verano de 2008, después de las malas noticias en el sector financiero, deberíamos de haber reducido la inversión en fondos de inversión de renta variable del 30% de la cartera al 10%. Un error típico a la hora de invertir en fondos de inversión consiste en traspasar los fondos de un lugar a otro sin sentido. Debe de convertirse en una obligación saber qué porcentajes de diversificación son los adecuados y dejar que el largo plazo haga su trabajo.

Los ciclos económicos tardan años en sucederse, por tanto hay que hacer pequeños retoques y no grandes cambios. Es aquí dónde hay que priorizar la gestión activa. Buscar la calidad del gestor en un momento dado, en función de sus cualidades y del momento económico en el que nos encontramos. El exceso de rentabilidad que le dará el gestor del fondo de inversión no viene dado simplemente por sus cualidades, también viene dado por el estilo de gestión, por si es un gestor de valor, de crecimiento o mixto, o por el tamaño de compañía, por si es pequeña, mediana o grande. En función del ciclo económico, las mejores compañías pueden ser las pequeñas de valor o las grandes de crecimiento y eso no depende del gestor. Del mismo modo, se aconseja alargar la duración de los fondos de inversión de renta fija a medida que bajan los tipos de interés e invertir en fondos de inversión de renta fija a corto plazo cuándo los tipos de interés suben.

Cabe recordar que el 80% del éxito de su carrera como inversor está en la cartera estratégica, y eso es poco trabajo. El resto, lo que proporciona más trabajo, es la cartera táctica y sólo le dará un valor añadido del 20%. Por tanto, no hay que obsesionarse con los cambios.