El estudio, realizado por científicos de la Universidad de Cádiz (UCA), demostró que además de la ya conocida acumulación de residuos plásticos del Pacifico Norte, existen bloques similares en el centro del Atlántico Norte, el Pacífico Sur, el Atlántico Sur y el Océano Indico.

Los investigadores han revelado además que las aguas superficiales de las intersecciones de las corrientes oceánicas no son necesariamente el destino final de estas basuras, ya que grandes cantidades de microplásticos están pasando a la cadena alimenticia marina y a los fondos oceánicos, según publica la reconocida revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS, por sus siglas en inglés).

Según este estudio, la cantidad de plástico acumulado sobre la superficie de los océanos es de decenas de miles de toneladas. "Estos microplásticos influyen en el comportamiento y en la cadena alimenticia de los organismos marinos. Por un lado, los pequeños fragmentos plásticos a menudo acumulan contaminantes que, en caso de ingesta, pueden pasar a los organismos durante la digestión. De igual forma, pueden darse obstrucciones gastrointestinales, que son otro de los problemas más frecuentes con este tipo de residuos. Además, la abundancia de fragmentos plásticos flotantes permite a muchos organismos pequeños navegar y colonizar lugares hasta ahora inaccesibles para ellos", como explica el profesor e investigador de la UCA Andrés Cózar, citado por 'Diario de Cadiz'.

Debido a la radiación solar, los objetos plásticos que son transportados por las corrientes oceánicas se resquebrajan y descomponen en fragmentos cada vez más pequeños. Sin embargo, los pequeños fragmentos de plástico (conocidos como microplásticos) pueden llegar a durar cientos de años.

Los residuos plásticos encontrados en la superficie de los océanos (entre 10.000 y 40.000 toneladas) son principalmente polietileno y polipropileno, polímeros utilizados en productos tales como bolsas, contenedores de bebida y comida, envoltorios, utensilios del hogar o juguetes que desembocan en los océanos a través de las corrientes de aguas pluviales, un problema que se espera empeore en las próximas décadas.