La volatilidad del mercado de valores es el movimiento rápido en los precios de las acciones en un corto plazo. Por supuesto, estos precios se mueven constantemente, pero la volatilidad se da cuando éstos realizan saltos inesperados de manera más rápida que la esperada por los inversores. No se puede confiar en los mercados con volatilidad constante, pero la mayoría de mercados son cíclicos y permanecen estables durante periodos de tiempo. La volatilidad se origina debido a diferentes factores en la economía.

Dividendos
Los dividendos son una de las fuentes más comunes de volatilidad en los mercados. Esencialmente, los dividendos son los pagos que una compañía hace a sus inversionistas cuando el negocio marcha bien. Si una empresa tiene un año negativo, puede optar por no pagar dividendos. Si los inversionistas ven noticias que indican que los dividendos de una compañía (o una industria, especialmente) caerán, venderán sus acciones y el precio de éstas caerá. Desafortunadamente, la volatilidad a menudo consiste en una caída súbita en el precio, en lugar de un aumento súbito.

Eficiencia
La eficiencia del mercado también es una causa de volatilidad. Aunque gran porcentaje del mercado es electrónico, no toda la transferencia de información se hace de inmediato. Ésta toma tiempo para llegar a los inversionistas e influenciar el mercado en sí. Pueden existir retardos e interpretaciones erróneas. Como resultado de esto, el mercado pierde estabilidad y reacciona con facilidad excesiva ante datos que no son comunicados uniformemente.


Reacción
La reacción del inversor es otra causa común para la volatilidad. Si el mercado parece que va a caer, muchos inversores venden rápidamente sus acciones para compensar futuras pérdidas. Esto hace que el mercado caiga a un ritmo aún mayor, en un efecto bola de nieve. Las respuestas del inversor a los movimientos repentinos del mercado con frecuencia hacen que el problema sea aún peor.

Negocio
Las prácticas y movimientos de negocios influencian directamente el mercado de valores. Esto significa que los factores empresariales que cambian de forma repentina también hacen que el mercado cambie, aumentando la volatilidad. Una compañía puede cambiar de repente una campaña de mercadotecnia, quedar bajo la influencia de una nueva legislación corporativa, o necesitar un ajuste repentino en sus inventarios. Cualquier práctica que la empresa modifique rápidamente puede igualmente generar cambios súbitos en el mercado de valores.