El portugués Vítor Bento ocupa desde hoy la presidencia del Banco Espírito Santo (BES), un cargo de máxima responsabilidad especialmente en el actual contexto, con la entidad situada en el punto de mira de los mercados por ser parte de un grupo empresarial en serio riesgo de insolvencia.
Economista de formación y con 60 años de edad, en su currículum sorprende la presencia de un máster en Filosofía, algo poco habitual entre los máximos responsables de las finanzas pero que refleja un carácter propenso a la reflexión y el análisis.
Sus cinco libros publicados -todos ellos vinculados a la economía- dan fe de ello, pero también lo dejó entrever en las múltiples entrevistas que ha concedido en los últimos años, en las que opinó frecuentemente sobre la crisis, sus causas y sus consecuencias.
Considerado en Portugal como una persona próxima ideológicamente al Partido Social Demócrata (PSD, centro derecha), ejercía como asesor al más alto nivel desde 2009, cuando fue nombrado consejero de Estado por el presidente luso, Aníbal Cavaco Silva, antiguo líder a su vez de esa misma formación política.
También sonó con fuerza su nombre en varias ocasiones como posible ministro de Finanzas, especialmente en 2011, después de que el PSD ganara las elecciones legislativas.