El paro contra la inflación y la inseguridad ha paralizado servicios como el transporte, recojo de basura y venta de gasolina



Más de un millón de trabajadores, según las cifras facilitadas por el ala opositora de la Confederación General del Trabajo (CGT), el principal convocante al paro, se han adherido a la huelga, convocada contra el "ajuste, la inflación y la inseguridad".

El paro, que constituyó una demostración de fuerza frente al Gobierno de Cristina Fernández, fue organizado por tres centrales sindicales argentinas opositoras. De ellas la protagonista es la Confederación General del Trabajo (CGT), liderada por Hugo Moyano, cabeza del poderoso sindicato de camioneros, que pasó de ser un férreo aliado del Gobierno a un acérrimo rival.

La protesta ha logrado paralizar aeropuertos, puertos, ferrocarriles y transporte urbano y suburbano, así como los servicios de recogimiento de basura y abastecimiento de combustible.

Los gremios exigen subidas salariales por encima del 40 % para evitar una pérdida del poder adquisitivo y un aumento del tope salarial exento del pago del impuesto a las ganancias, que pesa sobre los trabajadores que ganan más de 15.000 pesos mensuales (1.875 dólares).

La protesta coincide con una delicada coyuntura económica en el país, con una inflación superior al 30 % -la segunda más alta de América Latina, detrás de Venezuela-, y una estrategia de recortes a los subsidios que en la práctica constituye un "tarifazo" en servicios básicos como el gas o la electricidad, tras una devaluación del 20 % del peso argentino frente al dólar.

"Es un mensaje que el Gobierno tiene que tomar en cuenta", dijo Moyano, que subrayó que este "paro extraordinario" ha permitido a la sociedad expresar su "disconformidad" con las políticas del Gobierno.

"Señora presidenta, presten atención a este mensaje de la gente, hay que dejar la soberbia y el maltrato permanente", insistió el dirigente sindical para quien el Gobierno de Fernández debe "dar respuesta a los reclamos de la gente, la inseguridad, la inflación, la devaluación, el tope en la negociación salarial".

"Espero que la inteligencia del Gobierno le alcance para entender este mensaje y comenzar a dar respuesta a estos reclamos", concluyó.