El trading es una profesión muy difícil, porque alcanzar la consistencia en beneficios implica superar muchos obstáculos, y entre ellos, aprender a gestionar tus propias emociones. Algo que no es para nada sencillo porque para lograr dicho objetivo, es necesario (entre otras cosas) detectar y enfrentar a tres implacables enemigos.

Antes de enfrentarlos es necesario que el trader acepte que los tiene, y luego le tocará aprender a gestionarlos. Un trabajo que requiere de mucha constancia, disciplina, valentía y tiempo.

Los tres enemigos que debe aprender a gestionar el trader son:
  • Sus saboteadores internos.
  • Las creencias limitantes.
  • Su ego.



Estos tres actores están permanentemente metidos en todas las personas, y ante el mínimo descuido, estarán allí para tomar el control de tus actos y desequilibrarte emocionalmente.

En la siguiente situación que expondré, podrás ver claramente cómo actúan estos enemigos internos en la mayoría de los traders cuando operan, y la manera en que actúan para desequilibrarte emocionalmente y provocarte consecuencias negativas.

La gran mayoría de traders que han dejado su trabajo para dedicarse al trading, estaban acostumbrados a trabajar todos los días unas 10 horas aproximadamente, por lo cual éstos suelen utilizar la misma estrategia horaria en cuanto a la operativa.

Utilizan gran parte del día en hacer trading, mirar gráficos, vídeos, blogs, noticias…pero lo peor de todo es que se obligan a operar todos los días se sientan bien o mal, hayan preparado o no la sesión, si durmieron bien o mal, con fiebre, resfriado; da igual, se opera todos los días ¡cueste lo que cueste!

Esta forma de actuar es un claro ejemplo de como la existencia de una creencia limitante domina al trader; operar todos los días sí o sí, algo parecido a trabajar unas 50 horas semanales.

Aquellos que están sometidos a esta creencia limitante, se les olvida uno de los grandes beneficios que tiene el trading; el de operar los días que quieras, pero cuando la creencia es poderosa esto se borra de la mente.

Sigamos con el ejemplo. Una vez que el trader está delante de la pantalla, comienza a tener la ansiedad por abrir una posición, pero si el mercado esta en lateral, comienza la tensa espera.

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Después de estar dos horas frente a la pantalla y no ver ninguna señal, comienzan sus saboteadores internos a presionarte para que entre al mercado, y éstos acuden a mensajes del tipo: “llevas dos horas aquí sin hacer nada, cuatro días con pérdidas (en realidad solo fueron dos días y mínimas, pero hacen que todo sea una catástrofe) y ahora cuándo salgas cómo le dices a tu pareja ¡que hoy no has ganado nada!”

Luego de este mensaje tan alentador de su saboteador, buscar abrir una posición en medio de un estado de confusión, nervios, preocupación y ansiedad.

Hasta que finalmente le hace caso y entra en cualquier sitio o, mejor dicho, hace la peor entrada posible. Una vez dentro del mercado, y con el precio en su contra después de la fantástica entrada inducida por el saboteador, aparece en escena haciendo una entrada triunfal ¡su ego!

El espectáculo está servido.

El ego comienza a convencerle de que no se salga, que debe aguantar la posición porque seguramente se girará, y que es un buen momento para demostrarles a todos que están equivocados y él es el que sabe y vale.

Aunque por un instante este trader logra recuperar sus sentidos y el uso de la razón queriendo salir…el ego vuelve a aparecer haciéndole ver que, si se sale, es un cobarde y que no ha nacido para el trading.

Nuevamente le dice: “debes aguantar que ya se girará…”.

Finalmente, no puede más y después de un gran estrés, cierra la posición, sintiendo como se ha sacado una losa de encima, pero minutos después, comienzan los duros reproches hacia si mismo y a sentir el dolor de haberse fallado a sí mismo nuevamente.

Ante esto su saboteador en vez de animarle, ahonda más en la herida, haciéndole ver que es un desastre y no vale para nada. Abatido totalmente sale de su despacho, y lo primero que escucha es: “¿qué tal te ha ido hoy?”, en ese preciso momento sus enemigos internos desaparecen por completo y le dejan totalmente solo.

Esta situación que describo nos ha pasado a todos y le sigue pasando a todos aquellos traders que no toman cartas en el asunto.

Cuando estas situaciones suceden a menudo, hay que tener la valentía de enfrentarlo y tomar cartas en el asunto. En primer lugar, será reconocer el problema, luego aceptar lo que está pasando y tercero, será enfrentarlos.

Si buscas obtener beneficios recurrentes en los mercados financieros, será imprescindible no dejar a que tus enemigos internos hagan trading por ti.