Chinos y estadounidenses debían retomar este lunes sus negociaciones comerciales, mientras que el FMI advirtió contra una "tormenta" sobre la economía mundial relacionada en parte con las subidas de los aranceles aduaneros ordenadas por Pekín y Washington.

A menos de tres semanas de que venza el plazo fijado por Donald Trump antes de una nueva tanda de sanciones comerciales contra China, su representante adjunto de Comercio, Jeffrey Gerrish, llegó a Pekín para participar en unas conversaciones preliminares.

Gerrish, que ya participó en negociaciones a principios de enero en la capital china, salió de su hotel, en Pekín, a primera hora de la mañana sin hacer declaraciones a la prensa.

El comienzo de esas discusiones, anunciado el lunes por ambos países en un lugar no precisado de la capital china, no fue confirmado ni por fuentes chinas ni estadounidenses.

Estos diálogos debían preceder a las conversaciones que tendrán lugar el jueves y el viernes en Pekín con los principales responsables de la negociación. Estos son el representante comercial Robert Lighthizer y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, del lado estadounidense; y el vice primer ministro Liu He y el gobernador del banco central Yi Gang, del lado chino.

Estas discusiones siguen a las que el mes pasado se llevaron a cabo en Washington, que dieron pie a una entrevista entre Liu He y el presidente estadounidense, Donald Trump.

Pero, aunque el encuentro insufló optimismo, la semana pasada Washington advirtió que queda "todavía mucho trabajo" antes de que las dos primeras potencias económicas del mundo logren superar sus múltiples diferendos.

Donald Trump, que anunció que "en un futuro próximo" se celebraría una reunión con el presidente chino, Xi Jinping, indicó incluso que no había previsto reunirse con él antes de principios de marzo.

En una reunión celebrada a principios de diciembre en Argentina, ambos dirigentes se fijaron como plazo límite el 1 de marzo para llegar a un acuerdo negociado.

Después de esa fecha, los aranceles aduaneros sobre el equivalente a US$ 200,000 millones en importaciones anuales chinas aumentarán del 10% al 25%.

"Cuatro nubes"
Además, Washington exige que China ponga fin a prácticas consideradas injustas, como la transferencia forzada de tecnologías estadounidenses, el "robo" de propiedad intelectual estadounidense, la piratería y los subsidios masivos a empresas estatales chinas para hacerlas líderes nacionales.

En este conflicto, ambas potencias se juegan una posición dominante en la alta tecnología del futuro.

"La tecnología es la ventaja más importante de la que disponen los estadounidenses. Somos innovadores, somos excelentes en el plano tecnológico", declaró a principios de diciembre Robert Lighthizer en una entrevista por televisión.

La perspectiva de que la guerra comercial se agrave lastra a los mercados financieros, que temen las consecuencias que esto pueda tener en la economía mundial.

Una hipótesis que también preocupa a Christine Lagarde, directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), que advirtió el domingo en Dubái contra una eventual "tormenta" económica a nivel global.

Lagarde habló sobre lo que llamó las "cuatro nubes" que se ciernen sobre la economía mundial: las tensiones comerciales, el ajuste de las tasas, las incertidumbres relacionadas con el Brexit y la desaceleración de la economía china.

Según Lagarde, las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos comenzaron a afectar la economía global.

"Cuando hay demasiadas nubes, se necesita un rayo para desencadenar la tormenta", advirtió Lagarde, quien pidió a los gobiernos que se preparen para evitar el proteccionismo.

Las discusiones de esta semana "podrían desembocar en progresos ante la inminencia del plazo del 1 de marzo", consideraron en una nota los economistas de Société Générale, que, sin embargo, tampoco esperan "avance rápido".