“Cualquiera puede cocinar” eso es lo que decía el chef Gusteau en la película de Pixar, Ratatouille, sobre un pequeño roedor que soñaba con llegar a París y convertirse en un gran chef. Gusteau decía que solo necesitas un poco de pasión, práctica y esfuerzo para convertirte en un cocinero experto, pero su hijo, Linguini, demostró lo contrario. Algunas personas no tienen el talento para cocinar, se les quema hasta el agua, y sin una receta podrían acabar envenenando a todos sus invitados, pero tampoco es el fin del mundo y, por lo menos cuando se trata de pizza, un par de físicos están convencidos de que un poco de matemáticas te pueden salvar la vida, y ayudarte a sorprender a todos con tus nuevas habilidades culinarias.

Andrey Varlamov y Andreas Glatz, los físicos en cuestión, dicen que crear la pizza más perfecta del mundo no es solo cuestión de tener talento y los mejores ingredientes, es una cuestión de termodinámica, dicen que existe una ecuación que puedes traducir para asegurarte de siempre hacer las cosas bien. Varlamov y Glatz llegaron a esta conclusión realizando una serie de experimentos gastronómicos y terminaron publicando sus resultados, con el título The Physics of Baking Good Pizza”, en el diario Physics Education (eso significa que es una investigación real y respetable).

El dúo dice que no necesitas viajar a Italia, tener una abuela italiana o aprender a cocinar con Massimo Bottura para convertirte en un experto en pizzas (y tampoco tienes que recurrir a comprar las horrendas versiones congeladas). Según su teoría, hacer una buena pizza es bastante simple, si sabes por dónde empezar.

La pizza perfecta debe tener algunas cosas, una base crujiente, una orilla perfectamente tostada, suficiente queso (bien derretido), salsa y una serie de toppings que la complementen, pero nada de eso sirve si no está cocinada de forma uniforme. No hay nada peor que una pizza con partes quemadas, otras crudas, el queso tan caliente como lava y los toppings secos, así que encontrar la temperatura adecuada fue parte de la misión del equipo.

¿Cómo consiguieron la pizza perfecta?


Según sus cálculos, si la pizza se cocina dentro de un horno tradicional, debes cocinarla por más o menos dos minutos a una temperatura de 330 grados (y así es como las preparan en los restaurantes tradicionales). El problema es que no todos tienen un horno de ladrillos en sus casas y cuando cocinas la pizza en una bandeja de metal, el calor se comporta de forma diferente, la base se cocina más rápido y los toppings tardan un poco más, pero el estudio dice que igual puedes lograrlo.

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El truco es usar la función de “grill” de tu horno. Primero debes hornear la pizza en el horno (usando la función normal que siempre usas) hasta que la base quede completamente cocida, después de eso, debes subir la temperatura al máximo por unos segundos y encender la opción de grill. Esto es lo logra una pizza perfecta. Claro, si es que tu horno tiene esa función.

Combinando esas dos técnicas, obtienes una base crujiente, queso bien derretido y toppings cocinados a la perfección, todo eso sin arriesgarte a quemar o a secar tu pizza. Y aunque no va a ser exactamente “tradicional”, los investigadores dicen que este método es infalible para acabar siempre con algo perfecto y completamente delicioso.

Solo no lo arruines todo poniéndole piña.