Hamburgo se convirtió el jueves en la primera ciudad alemana en prohibir el uso de vehículos diésel más viejos en algunas carreteras, una medida que es en gran medida simbólica, pero que los fabricantes de automóviles y el gobierno cuestionan.
Un tramo de 1.6 kilómetros de la carretera y una sección de 580 metros de otra carretera de gran importancia ahora están cerrados a los motores diesel (gasoil) que no cumplen con las normas de emisiones “Euro-6″, con carteles que indican que la restricción ahora está en vigor y policías haciendo operativos de control.
Esta prohibición vanguardista se produce después de que el Tribunal Administrativo Federal constató en febrero que imponer restricciones es una forma legítima para que las autoridades locales redujeran la contaminación del aire para acercarse los umbrales de salud de la Unión Europea.
Pero la prohibición de Hamburgo se enfrenta al escepticismo en Alemania. Algunos creen que es una política meramente simbólica, ya que las autoridades bloquean solo dos carreteras, por lo que solo 1.787 residentes de los 1.8 millones de habitantes de Hamburgo se ven beneficiados por estas restricciones. En el otro sentido, organizaciones ambientalistas como Greenpeace piden a la ciudad que amplíe la medida a todo su territorio y se vuelvan un ejemplo para el munod.
Tendencia
El gobierno federal de la canciller Angela Merkel está observando la tendencia con cautela, teniendo en cuenta la cantidad de puestos de trabajo en juego en la industria automotriz, que corre el riesgo de verse sacudida si otras ciudades alemanas siguen el ejemplo de Hamburgo.
Las ciudades de Stuttgart en el sur y Kiel en el norte están valorando imponer sus propias restricciones al diesel en la batalla contra la contaminación del aire, mientras que Munich, Colonia y Duesseldorf están siguiendo de cerca el experimento de Hamburgo.
La industria del motor diesel ha estado sometida a una intensa presión después de que Volkswagen admitió haber instalado 11 millones de vehículos con dispositivos ilegales para engañar a las pruebas de contaminación.
Jens Kerstan, director del la oficinal del medio ambiente en Hamburgo, reconoció que la prohibición causaría dificultades para “inocentes propietarios de automóviles, pero es inevitable porque los fabricantes de autos nos engañaron y el gobierno durante muchos años no ha hecho nada”.
El gobierno federal de Alemania a menudo parece tomar el lado de la industria del automóvil. Ha revertido las prohibiciones del uso de diesel y rechaza la idea de una insignia azul que los conductores puedan pegar en sus parabrisas para identificar los vehículos menos contaminantes.