Los mercados reaccionaron con dureza a la cifra. Las acciones de Nueva York cayeron de inmediato, aunque lograron recuperar parte de sus pérdidas sobre el final de la sesión. En tanto, el petróleo volvió a caer, confirmando una baja que se veía venir desde primera hora; en las primeras horas del miércoles, la materia prima se mantiene con tendencia bajista, que podría extenderse al resto de la sesión.
Pero este escenario le dio el impulso que necesitaba al oro, que resurge cada vez que aparece algún evento de esta naturaleza. Claro que, esta vez, a la onza le sobran motivos para fortalecerse: a la probable recesión en Estados Unidos se suma la guerra comercial con China, la situación política en Italia, que nunca termina de resolverse (si bien Matteo Salvini perdió protagonismo y poder en su intento que quedarse con todo), y el drama interminable del Brexit.
Apropósito de este conflicto, el aún primer ministro Boris Johnson sufrió una fuerte derrota en el Parlamento británico, donde se decidió que no habrá una salida sin acuerdo. Esta muestra, inusual, de sentido común, le está dando a la libra Esterlina algo de aire en estas horas, si bien aún se encuentra lejos de volver a brillar. La libra se ubica en mínimos de tres años, y deberá superar al menos 1.2400 para aspirar a una recuperación mayor, que solo llegará si el Brexit queda sin efecto, o ante una salida negociada y con poco efecto sobre la economía local.