El biólogo de la Universidad de California en Berkeley, Robert Dudley, ha estado interesado en la atracción de los seres humanos hacia el alcohol.
Un nuevo estudio dirigido por la primatóloga Christina Campbell de la Universidad Estatal de California en Northridge -CSUN- y su estudiante de posgrado Victoria Weaver, apoya la que Dudley bautizo como la hipótesis del mono borracho. Para ello, las autoras recolectaron y analizaron las frutas consumidas y desechadas por los monos araña de manos negras -Ateles geoffroyi– de Panamá.
Los resultados de su investigación se publican esta semana en la revistaOpen Science de la Royal Society bajo el título Dietary ethanol ingestion by free-ranging spider monkeys (Ateles geoffroyi). Entre estos, Cambell y su alumna encontraron que la concentración de alcohol en la fruta consumida por los monos araña de manos negras contenían entre el 1% y el 2% de alcohol en volumen; un subproducto de la fermentación natural de las levaduras que metabolizan el azúcar de la fruta madura.
Además, las investigadoras también recolectaron la orina de estos monos en libertad y encontraron que contenía metabolitos secundarios de alcohol, algo que muestra que estos animales en realidad estaban utilizando este como una fuente de energía.
Según los investigadores, la necesidad de una alta ingesta calórica puede haber influido de manera similar en las decisiones tanto de estos monos como de nuestros ancestros humanos a la hora de elegir qué fruta comer. Del mismo modo, tampoco descartan que los efectos placenteros y relajantes del etanol puedan resultar de manera similar en mayores tasas de consumo y ganancia calórica.