Desde hace unos pocos años hemos entendido de verdad como los números, casi siempre, no son tan fríos como habíamos creído. Desde que Kahneman ganara el premio Nobel de economía, un psicólogo, hemos visto una creciente oleada de estudios que nos han ayudado a entender la relación entre la psicología y la economía. Recientemente en el 2017 Richard Thaler ha sido quien ha puesto otro gran grano de arena al campo de la economía conductual o finanzas del comportamiento como diría un traductor. No obstante, todo esto comenzó hace más de 30 años, cuando en 1979 el propio Kahneman y Amos Tversky desarrollaran la teoría de las perspectivas. Otro día hablaremos de ella.
Lo interesante de los estudios es que han ido desgranando poco a poco nuestro comportamiento, cuando nos enfrentamos a decisiones relativas a inversiones. ¿Qué hemos podido comprobar? Que estamos muy mal hechos para tomar decisiones en el campo de las finanzas. Pero que muy mal hechos. Así hemos visto como solemos actuar en este campo. No como deberíamos actuar. Un gran matiz.
Uno de los sesgos conductuales, de los muchos que hay, es el que se ha venido a llamar efecto de disposición (Availabitliy bias). Este sesgo nos ayuda a entender como solemos pensar que las probabilidades de que suceda un acontecimiento son mayores en función de lo fácil que nos sea recordar ejemplos que van en esa linea. ¿Consecuencia directa en las decisiones que podemos tomar en el campo de las finanzas? Una nefasta diversificación, operar únicamente en una dirección del mercado, no cortar las pérdidas de una operación y tantos etcéteras como seas posible de imaginar. ¿Preparado?
Hablando de trading. ¿Qué es más peligroso una piscina o una pistola? Bueno, a pesar de que todas las madres saben que es muy peligroso tomar un baño en una piscina antes de que hayan pasado 8 horas de haber comido, quizá exagere algo, por normal general una pistola no es un buen gatched para hacer amigos. Déjeme que centre un poco más la pregunta. ¿Dónde dejaría a su hijo más tranquilo? ¿en una casa dónde sabe que hay una pistola o en una casa dónde sabe que hay una piscina? Puede que a esta altura ya sepa por donde voy. Normalmente no estamos muy seguros cuando hacemos la combinación de niño con pistola cerca. Razones no faltan. De hecho, una buena madre no suele estar muy tranquila si sabe que su hijo estará cerca de una pistola, con el riesgo que conlleva. (Por mucho que Charlton Heston y la Asociación del Rifle nos hayan intentado quitar el miedo). No obstante, la pregunta sería. ¿Qué es realmente más peligroso? Dejemos que los datos hablen. Por ejemplo, en Estados Unidos, a pesar de tener seis millones de piscinas y doscientos millones de pistolas mueren más niños por causa de las piscinas que por causa de las pistolas. Quinientos cincuenta frente doscientos veinte anuales. Es decir, si deja a su hijo en casa de otro niño con una pistola, obviamente no se la deje cargada y muy cerca, su hijo tendrá menos de la mitad de probabilidades de tener algún que otro susto. Simplificando mucho los números ¿Estaba más tranquilo cuando su hijo estaba en una casa con piscina? No se preocupe, no es un mal padre. Solo había caído presa del sesgo de disposición. Además de estar más familiarizado con una piscina y que no haya un movimiento en contra de la construcción de piscinas o que intente liberar a los niños del peligro de estas.
¿Cuántas veces hemos visto en los titulares de las noticias ejemplos espectaculares de accidentes con pistolas?. Ese tipo de ejemplos, aunque también los hay en el caso de las piscinas, graban en nuestra mente ejemplos tan impactantes que son muy fáciles de recordar. Por eso, como nuestra mente no recuerda la cosas de forma objetiva, pensará que hay más ejemplos de este tipo que de cualquier otro. ¿Conclusión? Nuestros recuerdos o percepción de la realidad no se basa en hechos reales. No somos capaces de pensar en probabilidades. Pensamos en términos de lo que nos parece más llamativo, pensando que ese suceso en realidad es más frecuente solo porque nos ha llamado más la atención. Así, podremos creer que algo es muy común o aceptado por todo el mundo simplemente porque nos es más fácil recordar ejemplos de ese fenómeno. Nos puede pasar al pensar en el riesgo de una piscina o una pistola.
Pero también nos puede suceder al abrir una posición en el mercado. Si leemos a menudo noticias con un sesgo determinado, alcista o bajista. Es por eso que si ahora vemos alguna situación en el mercado que simplemente confirme eso que nuestra mente ya cree, aunque no sea real, simplemente estaremos más predispuestos a actuar así. Por ejemplo, en medio de una burbuja en el que todo el mundo compra y aparentemente gana, nos será muy difícil no sumarnos a la tendencia establecida. Obviamente en esta etapa del ciclo se juntan otros muchos sesgos cognitivos que nos harán tomar muy malas decisiones.
Piense por un momento. Un amigo suyo le dice que ha comprado una compañía que va a salir al mercado. Cuando le preguntamos a qué se dedica la compañía no sabe contestarnos, pero nos dice que su broker le ha dicho que subirá exponencialmente. Después de hablar con su amigo a la semana siguiente le confirma lo que le dijo, subió exponencialmente. Después de dos o tres conversaciones con su amigo, en la que le repitió lo mismo será muy difícil no hacer lo mismo que él. Comprar algo aunque no sepa lo que compra. Simplemente porque le será muy fácil recordar ejemplos en los que la gente compra y gana. Este es el caldo de cultivo para una nueva crisis. De hecho, la diferencia entre una moda y una burbuja solo se ve después de que gente sin demasiada experiencia o sin demasiado escepticismo acumula posiciones pensando en una moda, que pronto se volverá burbuja. Algo que solo se verá después de venir una crisis en forma de caídas severas del mercado. ¿Ve lo peligroso que son las piscinas?