Calculan mil veces más rápido que la mente humana y por eso que se han adueñado de las bolsas. El «trading» algorítmico, ejecutado por los superordenadores de los grandes bancos de inversión, está hoy detrás del 70 % de las órdenes de compraventa de acciones, una revolución sin retorno que ha generado un debate entre sus detractores y aquellos que defienden sus posibilidades
Los robots funcionan exactamente igual que los operadores bursátiles tradicionales. Buscan oportunidades en los mercados para comprar barato y vender caro. La diferencia es que lo pueden hacer mucho más rápido. Existe un artículo de la revista Nature Scientific Reports que dice que los humanos más rápidos somos capaces de reaccionar en 650 milisegundos. Estos algoritmos son capaces de reaccionar mil veces más rápido.Y para que se hagan una idea de lo que es un microsegundo, piensen que se necesitan 500.000 microsegundos solo para hacer un clic con un ratón. Pero si un algoritmo de Wall Street tiene cinco microsegundos de tardanza, puede convertirse en una estrategia perdedora. Es tan importante la velocidad de ejecución que en Nueva York han llegado a vaciar por completo un hotel (el Carrier) para acoger servidores de los grandes operadores bursátiles, solo porque la conexión a Internet es más rápida que en otros puntos de la ciudad. La importancia llega hasta tal punto que existe un canal subterráneo de 1.300 kilómetros entre Nueva York y Chicago, construido en los últimos años por una compañía llamada Spread Networks, para que pase un cable de fibra óptica colocado entre las dos ciudades con el objetivo de la señal sea 37 veces más rápida. Operan en el mercado sin que los veamos y poco a poco parece que están tomando el control. De hecho, existen empresas que se dedican a detectarlos a través de datos de mercado y les asignan nombres.
De esta manera, hay robots que se han hecho famosos con nombres como The knife (el cuchillo), Boston Shuffle (mezcla de Boston) o Tidal Wave (oleaje gigantesco).¿Es posible ganar a un algoritmo?Viendo cómo funcionan y los recursos que la banca de inversión está destinando a impulsar estas tecnologías, una de las preguntas más recurrentes es si un trader individual puede ganar a un batallón de algoritmos diseñado para operar más rápido que un humano. Pues la respuesta es que depende del objetivo que busquemos con nuestra inversión en bolsa. Para la gente que invierte a largo plazo, este tipo de operativa no debería tener mucha repercusión, pero para los que operan en intradía (comprar y vender en el mismo día) sí se ha vuelto mucho más complicado.
De hecho, hay operadores humanos que han decidido alargar el horizonte temporal de sus operaciones para incrementar su nivel de competitividad frente a los sistemas automáticos.Como cualquier revolución tecnológica, tiene sus detractores y sus defensores. Sus detractores alegan que los algoritmos aumentan la volatilidad de los mercados y que colocan al inversor tradicional en una situación de inferioridad. Los defensores, en cambio, afirman que está tecnología ha contribuido a que en los mercados haya mayor liquidez, ha abaratado los costes y hace que sean más eficientes en la formación de sus precios. Por lo tanto, los mercados cada vez se alejan más de la imagen de los ruidosos parqués llenos de brokers con chaqueta azul y todo parece indicar que los sistemas algorítmicos representan el futuro del trading. Uno de los que mejor lo definió fue Mark Cuban, dueño de los Dallas Mavericks y experimentado inversor: «Wall Street es ahora un juego matemático de ajedrez a gran escala donde las compañías cotizadas son solo peones».