Puede que su carrera interpretativa se haya extendido a lo largo de más de tres décadas y que, a pesar de la facilidad con la que Hollywood suele olvidarse de algunas de sus figuras más emblemáticas, su prestigio y vigencia como una de las actrices más aclamadas del mundo no se haya resentido lo más mínimo, pero ni con semejante currículum a sus espaldas Nicole Kidman acaba de asimilar o aceptar su condición de "celebridad": un término que prefiere atribuir a otras personalidades capaces de llenar estadios y movilizar a las masas.

"Yo no me veo como una celebridad. No soy una celebridad y tampoco una 'estrella de cine'. Siento que soy simplemente una actriz. Beyoncé sí que es una celebridad y una superestrella, y eso es algo mucho más grande. Sigo trabajando de la misma forma en que lo hacía 30 años atrás, cualquier idea o película que hago hace que me palpite el corazón como si fuera la primera", ha reflexionado la intérprete en conversación con la revista Allure.


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Aunque Nicole Kidman y su marido Keith Urban, así como sus dos hijas en común -las pequeñas Sunday (10) y Faith (7)-, llevan más de una década de residencia en Nashville (Estados Unidos), lo cierto es que ambos siguen manteniendo un estrecho vínculo con su país de procedencia, Australia -curiosamente ninguno de los dos nació allí-, gracias a lo frecuente de sus visitas a la vivienda costera que poseen allí, una que además se encuentra justo al lado de la de su amiga Reese Witherspoon."Somos australianos, los dos, así que para nosotros el agua es muy terapéutica.

Tenemos una casita en la playa y, tras levantarnos y desayunar, nos vamos directamente a nadar al océano. Reese es nuestra vecina, literalmente la de la casa de al lado, y a veces le extraña vernos tan pronto en el agua. Nos dice: '¿Pero qué hacéis ahí ya, tortolitos?'. Es que ella casi nunca se mete y nos dice: 'Vaya par de locos australianos'", ha aseverado.

Fuente: Showbiz