El duro tono de EE UU con Irán está chocando con la economía del petróleo. Ocho países podrán seguir importando petróleo iraní temporalmente, a pesar de las sanciones que entraron ayer en vigor. El jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, dice que el objetivo sigue siendo llegar a cero. Con elecciones en EE UU hoy y el lío de Arabia Saudí, es una forma de seguir mostrando dureza al tiempo que se limita el riesgo de subida del precio del crudo.
La Casa Blanca ha impuesto una línea dura contra Irán, a pesar de que aliados como la UE han reculado. Ha vuelto a imponer sanciones a las transacciones que involucren petróleo, gas e instituciones financieras de Irán.
Las exenciones son una manera de manejar la contradicción fundamental entre el objetivo de mantener bajos los precios del petróleo mientras potencialmente saca más de 2 millones de barriles por día de un mercado ya de por sí ajustado. Aunque la OPEP aumentó la producción en octubre al nivel más alto desde 2016, el Brent alcanzó los 86 dólares el barril por temor a que la producción perdida de Irán y Venezuela no la compense Arabia Saudí o el shale de EE UU, que se enfrenta a cuellos de botella de infraestructura a corto plazo.
Por otro lado, los últimos pronósticos de demanda, más bajos, y los temores de desaceleración económica han aliviado la presión, llevando el Brent a los 72 dólares. Pero las exenciones siguen señalando que la Casa Blanca no es tan inmune a la presión extranjera como podría parecer. La afirmación de que serán temporales mantiene la imagen de dureza, pero los plazos siempre se pueden alargar si el mercado se ajusta.
Además, permite flexibilidad en caso de que el Congreso castigue a Arabia Saudí por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Los legisladores de EE UU han amenazado con cortar la venta de armas e imponer sanciones. El reino podría cortar el suministro de crudo en represalia. Una posible exención para Turquía podría evitar que metiera más presión con el tema.