El comprar y vender es parte de nuestro día a día y lo hacemos por medio de diversas formas de pago que, con el tiempo y el paso de la historia, han ido evolucionando junto con el propio ser humano.
En México cada día se migra más hacia una cultura financiera digital. En un país donde, según resultados de la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH), el gasto corriente por trimestre fue de 941.8 mil millones de pesos, los usuarios de tarjetas bancarias van en aumento.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) señala que se efectuaron más de 2 mil 469 millones de pagos con tarjetas en comercios tradicionales y electrónicos, donde el 48% corresponde a tarjetas de crédito y el 52% a tarjetas de débito.
“Los negocios no deben luchar contra la tecnología, mi recomendación es que la utilicen a su favor y en beneficio de sus clientes. Por ejemplo, tan sólo en el comercio electrónico el 97% de los compradores utilizaron un canal electrónico, es decir tarjetas, para pagar sus compras, esto demuestra la gran penetración que ha tenido en México esta forma de cobro”, asegura Alejandro Guízar, CEO de Billpocket.
Está claro que el hombre no comenzó a realizar negocios de la manera que hoy lo hacemos. Sus divisas o bienes de cambio eran diferentes y fueron cambiando y avanzando hasta los que utilizamos hoy en día.
El auge tecnológico y la explosión de los dispositivos inteligentes sigue modificando el hábito de consumo y pago de los usuarios. Hoy vivimos una etapa de transición con lo que hoy se denomina m-commerce (Mobile Commerce), presentando nuevas alternativas y paradigmas como las mobile wallets y las Terminales Punto de Venta manejadas por aplicaciones para celular o tablet, que han resultado muy efectivas y prácticas debido a su tamaño, manejo, y ventajas sobre las terminales convencionales.
El futuro del comercio y las transacciones ya llegó a nosotros, ahora nos resta caminar con él y esperar lo que pueda traer el avance de la tecnología digital en unión con los nuevos modelos económicos. Posiblemente lleguemos a un escenario en el que la moneda física desaparezca por completo para dar paso a chips implantados directamente en los usuarios o incluso ideas de reconocimiento facial. El límite estará en la creatividad y el desarrollo tecnológico ilimitado que se tenga al paso del tiempo.