Dicen que no han tenido una parte justa del botín y que el crecimiento de la mina a cielo abierto contamina sus ríos y los canales de irrigación a través de los nitratos usados en los explosivos, los químicos usados para el procesamiento del mineral y los residuos de los combustibles. Peor aún, algunos dicen que fueron amenazados reiteradamente y cuando se manifestaron para llamar la atención sobre su causa, se enfrentaron con la brutalidad policial.
“Fui golpeado dos veces solo por una protesta pacífica contra un proyecto que quería drenar nuestra laguna”, dice Eduardo Ramírez (nombre ficticio), un activista local que dice que los vertidos de la mina ya han contaminado el agua que utiliza para la agricultura. “No sabemos en quien confiar, ya que Yanacocha tiene contratos con la policía”.