El árbol de Navidad erigido delante de la Casa Blanca seguía apagado este lunes, en el tercer día de cierre de la administración federal debido a una pugna presupuestaria, que tiene como centro la exigencia del presidente Donald Trump de financiar la construcción de un muro en la frontera de Estados Unidos con México.
Después de que la falta de un acuerdo entre el Congreso y la Casa Blanca llevara a una parálisis parcial del gobierno federal que comenzó el sábado, demócratas y republicanos se culpan recíprocamente de este cierre que a afecta a cientos de miles de funcionarios públicos.
Trump aplazó sus vacaciones en Florida debido a las negociaciones.
“Estoy solo (pobre de mí) en la Casa Blanca esperando que los demócratas vuelvan y logren un acuerdo imperativamente necesario para la seguridad fronteriza”, dijo irónicamente el presidente estadounidense, en relación a los artículos de prensa que hablan de las dificultades de su gobierno tras una serie de deserciones.
El proyecto de construir un muro en la frontera está en el centro del debate y Trump ha reiterado la necesidad de que el Congreso apruebe un presupuesto que incluya 5.000 millones de dólares para erigir el muro, una de sus principales promesas de campaña.
“Prácticamente todos los demócratas con los que lidiamos hoy habían apoyado de manera firme un muro o una valla fronteriza”, dijo Trump en un tuit. “Fue cuando yo lo convertí en algo muy importante para mi campaña, porque la gente y las drogas estaban entrando a nuestro país sin ningún control, que ellos se volvieron en contra. ¡Lo necesitamos desesperadamente!”, agregó.
Los demócratas se niegan a votar el proyecto y proponen en cambio asignar 1.300 millones de dólares para mejorar el sistema de vigilancia fronteriza.
Las negociaciones sobre el presupuesto federal, suspendidas el sábado, deben reanudarse el 27 de diciembre ya que los legisladores están de vuelta en sus distritos por Navidad.
Sin embargo, es muy probable que la parálisis se extienda más tiempo y que el problema pase al nuevo Congreso que asumirá el 3 de enero, cuando los demócratas retomarán el control de la Cámara de Representantes tras su victoria electoral en noviembre. Los republicanos, en tanto, conservarán la mayoría en el Senado, lo que augura negociaciones difíciles.