La respuesta rápida es sí, pero no es un asunto tan aceptado ni expandido en la sociedad aún ¿Por qué?

En la adolescencia me preguntaba '¿por qué mis hermanas se pueden maquillar y yo no?'. Se trataba de una duda práctica, que no se podía responder con el cliché “el maquillaje es para las mujeres”. La inquietud tenía que ver con el horroroso acné que mis familiares podían cubrir bajo una suerte de base que, a pesar de lucir artificial, era mejor que portar 24 horas de archipiélagos de granos en mejillas y frente.


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Me faltó valor para agarrar el neceser de maquillaje y ensayar a escondidas en el baño. Si el machista de mi papá me hubiera visto, quizás me habría condenado a vivir en la calle. Imaginen al típico papá colombiano, que nunca ha pronunciado las palabras “igualdad” y “equidad”, patas arriba porque su hijo se pinta la boca de rojo o traza una línea que resalta sus ojos. Puede ser una escena de terror, pero de terror no les vengo a hablar.

Les vengo a hablar de una tendencia que por fin se está haciendo realidad. Por fin los hombres tenemos la posibilidad de comprar maquillaje exclusivo para nosotros. Sí, ya hay tiendas con mostradores de maquillaje para machos. Es una realidad el tiempo de buscar brochas, cremas y color sin sentirse apenado.

A finales del año pasado, las marcas de moda Chanel y Tom Ford lanzaron líneas de maquillaje masculinas, acompañadas de videos tutoriales con los que hasta el más torpe puede aprender a acicalarse (hablo por mí).

Abundan los casos de hombres que hicieron del maquillaje su mejor amigo. David Bowie, Kurt Cobain, Marilyn Manson, Prince. La lista puede ser interminable, así como las razones para dejar a un lado los prejuicios y adherirse a esta tendencia que desafía la idea tradicional y arcaica de la masculinidad como algo fijo y estático.

Sin ir lejos, recientemente el exfutbolista David Beckham desafió a sus seguidores en la revista The love magazine. La imagen acumula más de treinta mil ‘me gusta’ y cualquiera la puede tomar como acicate para maquillarse sin temor a ser juzgado. Habrá hombres y mujeres que les parezca una boleta ver a un macho maquillado, pero hay otros, como a mí, que no. Está demostrado que las personas que no son amigas de los prejuicios van siendo mayoría. Por suerte, los tiempos son otros y la diversidad (las distintas maneras de ver el mundo) es imparable. Nunca es tarde para decir que los hombres nos podemos maquillar sin que nos tiemble la mano.