Muchos lo intentan pero terminan perdiéndolo a mitad de camino la costumbre, estas recomendaciones te ayudarán a mantenerlo.
Hazlo porque te nace
Los libros son más que esos rectángulos llenos de hojas y de palabras raras que nos obligaban a leer cuando niños; son mundos llenos de novelas, cuentos, ensayos y poesía.
Busca el libro que te guste
No hay que leer los recomendados de las editoriales o los recomendados de la literatura universal. Hay una premisa que no debes olvidar nunca: si lees, lees por placer.
Llévalo siempre
Un buen libro nos puede salvar de un momento de angustia tras la espera de una cita o de un bus.
Si no te gusta, déjalo
A veces elegimos un libro de un tema que es de nuestro interés, pero que, al empezarlo, nos cuesta continuarlo. Esos hay que llevarlos de vuelta al estante, sin remordimiento.
Comienza por lecturas cortas
Como poesía o cuentos, que, en la mayoría de los casos, son textos de gran profundidad, que ayudan a enriquecer nuestro vocabulario y a inquietarnos por otras lecturas.
Dedica tiempo a tu lectura
Escoge tu propio tiempo y haz que se convierta en una especie de rutina del placer. Dáles tiempo a las letras, que te guiarán en un círculo virtuoso y, si se quiere, vicioso.
Ve a un sitio donde te sientas cómodo
A tu habitación, a un café, busca un sitio apacible, iluminado y libre de distracciones, donde puedas darle paso a la imaginación.
Rodeate de lectores
Escucha lo que tienen por decir y llévate sus anécdotas en los bolsillos, investiga más y crea tus propias conclusiones.
Conversa con un librero
Son auténticos facilitadores de la cultura y sabrán recomendarte títulos.