Los escándalos y las regulaciones han terminado lastrando el valor de la divisa.


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Desde enero de 2018 la criptomoneda más famosa del mundo no termina de levantar el vuelo. Después de alcanzar los 19.000 dólares de valor por cada bitcoin, los escándalos y las regulaciones han terminado lastrando el valor de la divisa. Primero fue China, que prohibió comprar monedas desde territorio nacional, luego Estados Unidos y Reino Unido prohibieron comprar moneda con tarjetas de crédito y, finalmente, los numerosos escándalos relacionados con la seguridad de la moneda han impedido que esta retome la senda alcista.

Tras pasar un año cotizando entre los 5.000 y los 7.000 dólares, las caídas de las bolsas en el último trimestre de 2018 impactaron también en el precio del bitcoin, que está por debajo de los 3.600 dólares. El problema, en este caso, ya no es solo que ha perdido el 82% de su valor desde diciembre de 2017 hasta la actualidad, sino su alto coste de producción.

Los bitcoins son unidades limitadas y se crean a través de un sistema de minado para el cual es necesario contar con la potencia de súper ordenadores y gran consumo eléctrico. Tanto es así que desde JP Morgan han advertido que fabricar bitcoin ya no es rentable, dado que para crear uno nuevo se necesita una inversión de 4.200 dólares, mientras que el precio en el mercado es de 3.600 dólares. Precisamente es esta situación la que ha llevado a varios centros de minería a desconectar las máquinas para recortar gastos y volver a encenderlas cuando el BTC suba.

Debido al alto precio de la electricidad, el 71% de los bitcoins son minados en China. Según los analistas de JPMorgan, "los productores chinos son capaces de pagar muchos menos, con un coste estimado de unos 2.400 dólares por bitcoin, ya que consiguen energía propia o tienen acuerdos con generadores de electricidad para consumir el sobrante".