Venezuela está pagando altas primas por las importaciones de combustible de Rusia y Europa, y menos de una decena de vendedores considera que el riesgo vale la pena luego que se cortaron los flujos de Estados Unidos por las sanciones, según fuentes comerciales y datos de comercio.
La nación sudamericana exporta crudo, pero las precarias condiciones de sus refinerías obligan a importar gasolina y diésel para estaciones de servicio y centrales eléctricas, así como nafta para diluir su petróleo pesado.
Desde que Estados Unidos impuso nuevas sanciones a Venezuela el 28 de enero, el abastecimiento proviene principalmente de la petrolera estatal rusa Rosneft, de la española Repsol, de la india Reliance Industries y de las operadoras Vitol y Trafigura, según fuentes y datos de seguimiento de buques.
Rusia ha sido un partidario político tradicional de Caracas, mientras que India y España también tienen lazos comerciales de larga data con Venezuela. Pero los suministros tienen un costo.
“Los precios que nos están cobrando son horrendos”, dijo un ejecutivo de la petrolera estatal venezolana PDVSA que está familiarizado con las compras recientes.
El ejecutivo dijo que las elevadas primas se debieron en parte al hecho de que las cargas individuales pasaron por varias manos antes de llegar a los puertos venezolanos y también involucraban complejas y costosas transferencias de barco a barco.
Un operador afirmó que ahora los armadores cobran un cargo de hasta 50 centavos por barril a Venezuela desde el rango de 15 a 20 centavos antes de las sanciones.