Un cluster económico es una concentración de empresas e instituciones que se agrupan alrededor de una actividad común y en una determinada localidad geográfica para alcanzar un alto índice de beneficio y eficiencia.
En este sentido, se distinguen dos tipos de cluster económico:
- Los integrados verticalmente, donde las sociedades se enlazan a través de la cadena de suministros, y
- Los integrados horizontalmente, en los que las diferentes organizaciones comparten una base común de conocimientos y un mercado similar para sus productos, empleando tecnologías, recursos humanos y bienes naturales semejantes.
Además, los clusters alientan la competitividad ya que, al estar organizados alrededor de clientes, enfocan mejor las necesidades de éstos que son el corazón de la ventaja competitiva. Asimismo, crean mercados más eficientes para todos los participantes del cluster, dinamizando como resultado la productividad. Por último, son centros de innovación, tanto por la rivalidad que se da en algunas áreas como por la cooperación fluida que se da en otras.
Con todo, es importante subrayar la influencia de los aspectos sociales y culturales que rodean a un cluster ya que determinan la confianza y la cooperación que deben existir entre los agentes que constituyen el cluster al que nos referimos. En caso contrario, si se carece de esos necesarios ingredientes -la confianza y la cooperación-, sólo existirían concentraciones geográficas de empresas sin mayores beneficios.