En medio de la crisis por la guerra comercial entre China y Estados Unidos, Pekín se encuentra celebrando su sesión anual del Parlamento, presidida por Xi Jinping, con expectativas de abordar políticas destinadas a superar la disputa internacional.

Las consecuencias de los aranceles estadounidenses han afectado a empresas chinas, que no ven con buenos ojos la conducción que viene realizando China en este asunto.

Es el caso de la fábrica de calcetines pekinesa Hemaosheng socks, donde solo funcionan dos de sus doce máquinas tejedores. "Muchos e nuestros clientes estadounidenses han trasladado sus pedidos al sudeste asiático donde los costos de mano de obra son más bajos que aquí", afirma el directo de la compañí, Cheng Renyong.

"Nos ha afectado muchos y la situación empeorará si la guerra entre Estados Unidos y China se intensifica, específicamente en el número de pedidos", agrega.

La presión sobre los negociadores chinos y estadounidenses para resolver la guerra tarifaria se incrementa, en tanto la desaceleración económica provocada por fuerzas internas y externas registró su nivel más alto en tres décadas.