Esta postura, por consiguiente, desafía totalmente a una perspectiva que anteriormente había caracterizado fuertemente al líder británico de que su postura primordial era salir de la UE con o sin acuerdo.
De manera adicional, y apoyando el cambio de tono en la GBP, el Reino Unido presentó un triplete de notas económicas favorables. En este caso, aunque si bien el PIB registró un estancamiento, este previno una lectura de contracción, mientras que tanto la producción industrial como manufacturera, además de haber evitado niveles de contracción, se posicionaron en terreno positivo.