El Banco Central Europeo ha pasado de la planificación a subir las tasas en 2020 a quizás recortar las tasas de interés este año. La Reserva Federal está preparada para "actuar según corresponda" y posiblemente recortar las tasas, y los bancos centrales de Australia y Nueva Zelanda ya han recortado las tasas.
Es poco probable que el BoE realice alguna acción hasta que tenga cierta claridad sobre el Brexit, pero puede cambiar su lenguaje a algo más neutral. Además de alinearse con el resto de bancos centrales, el BoE tiene razones genuinas para reducir sus expectativas y pasar a un modo de "espera". Carney ya ha subido las tasas dos veces desde el mínimo del Brexit, del 0.25% a la tasa actual del 0.75%.
Las nuevas cifras de inflación de mayo han mostrado una desaceleración hasta el 2%, el objetivo del BoE, y es poco probable que los precios suban. Además, la economía británica se contrajo un 0.4% en abril y las solicitudes de desempleo están aumentando. Por otro lado, la tasa de desempleo se mantiene en los mínimos históricos del 3.8% y el crecimiento salarial supera el 3% interanual, una tasa satisfactoria.
En general, la lectura de los indicadores económicos no parece justificar un sesgo optimista, especialmente a la luz de los vientos en contra globales y los movimientos de los otros bancos.