En un principio, Prokopyeva se enfrentaba a una condena de 8 años en prisión, pero el verano pasado recibió una multa de RUB 500,000 (USD 6,700), lo que equivale aproximadamente a los ingresos de un año de un ruso promedio. Un tribunal militar anuló la apelación de Prokopyeva en una audiencia a principios de este mes, durante la cual el fiscal calificó a la periodista de "vocera de Occidente". A pesar de no haber cumplido condena, Prokopyeva es ahora etiquetada como extremista. Más intenso que la lista de agentes extranjeros, las cuentas bancarias de Prokopyeva siguen congeladas y su pasaporte confiscado junto con todo su equipo.
Sin poder trabajar y teniendo prohibido el acceso a su dinero, Prokopyeva tenía pocas posibilidades de pagar la multa. Prokopyeva observó que enviarle dinero directamente podría constituir legalmente en financiación del terrorismo, por lo que recurrió a su madre, que utilizó una cuenta en el banco móvil Tinkoff para recibir donaciones para pagar la multa de su hija, lo que probablemente fue posible porque a Tinkoff, que es un banco exclusivamente móvil, le preocupa menos el riesgo de "exposición política" interna que a los gigantes bancarios de la Federación Rusa más atados al régimen.
El futuro
A pesar de haber conseguido pagar su multa con la ayuda de su madre, Prokopyeva seguirá en la lista de terroristas durante un año. Y a pesar de seguir teniendo acceso a sus cuentas bancarias, los periodistas recientemente incluidos en la lista de agentes extranjeros siguen esperando saber qué tipo de multas les esperan.
Una crítica constante a Bitcoin por parte de las autoridades es que facilita la evasión de sanciones y el lavado de dinero. Si se quisiera defender el comportamiento del régimen de Putin en este ámbito, se podría pintar a Bitcoin como un mecanismo para lavar dinero en lugar de un medio políticamente neutral para transferir valor.