Nada está escrito en piedra, por lo que la Fed podría volver a inyectar vitaminas a la economía, pero solo lo haría si la coyuntura se deteriorase significantemente. Una fuente de incertidumbre sigue siendo la guerra comercial entre Estados Unidos y China, aunque ha habido signos de que ambas naciones buscarían una tregua prolongada en las negociaciones de octubre próximo.
Donald Trump no puede darse el lujo de escalar la guerra arancelaria camino al 2020 y opacar algunos de los logros de su administración, ya que cualquier señal de crisis pondría en riesgo su reelección presidencial en noviembre. Todo esto sugiere que la economía norteamericana alcanzaría artificialmente cierto grado de estabilidad en los próximos meses, limitando la necesidad de estímulos por parte del banco central. Este escenario, sin duda, refuerza el perfil alcista del dólar, al menos frente al euro.