El petróleo gana terreno, un escenario indeseado para los importadores, frena el crecimiento y acelera la inflación. Es viento de cola cuando su precio es bajo y estable.
Las proyecciones económicas de este año se hicieron con un precio medio de 60.5 dólares el barril para el West Texas Intermediate (WTI). No se contaba con la volatilidad que ha exhibido. En diciembre 2018 cerró en 49.52 dólares, se disparó a 58.15 dólares en marzo y 63.6 en los primeros días de mayo, para retroceder a US$53.5 a final de ese mes. Aumentó a 58 dólares el pasado viernes.
Dos riesgos que se contraponen explican la volatilidad. Se esperaba que el precio tirara a la baja por el menor consumo generalizado de los derivados, como consecuencia del descrecimiento global que ha computado el FMI. Pero ha sido lo contrario, por la guerra de tarifa de Trump a lo que ahora se suma el conflicto EE.UU-Irán, que reduce el abastecimiento y encarece los seguros de transporte marítimo en la Región.
No obstante, creo el precio se estabilizará y no muy alto, en términos políticos a Trump no le conviene encarecimiento de las gasolinas, además los Estados Unidos es el mayor productor mundial de petróleo. Escenario que nos conviene como importador neto de combustibles, no producimos una gota de petróleo. Diario consumimos 175 mil barriles de crudo y derivados, para importarlos el pasado año pagamos un precio medio de 58.45 dólares. Si la cantidad es la misma y el precio sube a 60.5 dólares, el consumo diario se encarecería en $359 mil dólares y en $131 millones de dólares en el año.
Si pronto Trump-Xi Jinping no resuelven sus diferencias y empeora el conflicto EE.UU-Irán, el país podría terminar pagando un precio medio de 65 dólares, encareciendo la factura petrolera diaria en $360 mil dólares y en $438 millones de dólares en el año. Como sucede en economías que son importadoras netas de combustibles, el encarecimiento afecta el crecimiento potencial del PIB, en nuestro caso lo confirman estadísticas históricas recientes. Por combustibles importados pagamos un precio medio de 81.90 dólares y la economía creció a una tasa interanual de 4.6%, un poco menos que su potencial, periodo 2011-2014. El precio bajo a 46.73 dólares, en un 43%, y el PIB creció a una tasa interanual de 6.3%, sobre su potencial, periodo 2015-2018.
Es decir, las estadísticas nos dicen que el PIB real perdió 0.4 puntos de crecimiento con la desviación al alza en un 10% del crudo y derivados. Causalidad que se confirmó en enero-marzo 2019, el petróleo WTI aumentó 18% y el PIB creció a una tasa interanual de 5.7%, más que su potencial pero nueve décimas menos que en el trimestre enero-marzo 2018.
Aunque la economía está creciendo a buen ritmo, conviene mantenerse como guinea tuerta para evitar que pierda empuje por desaceleración mundial y los sube-baja del petróleo. Por ello se revela como eficaz y oportuna la reciente política expansiva del Banco Central hasta RD$29,209.7 millones, para prestar a sectores productivos y al consumo, cuando la inflación encadena varios meses con bajas tasas interanuales, en mayo cayó a 1.31%, menos de un tercio de lo que marcó en mayo 2018.