Chile enfrenta grandes desafíos con el advenimiento del gobierno de Michelle Bachelet, que pretende reformar profundamente la educación ara hacerla gratuita en todos sus niveles, pero en momentos en que la economía se desacelera rápidamente al ritmo de la caída de las materias primas.
Las cifras hablan por sí solas. En 2013 Chile creció un 4,1 %, por debajo de la expansión de 5,6 % registrada en 2012 y del promedio de 5,3 % acumulado en el último cuatrienio.
Las razones de la desaceleración son tantos internas como externas.
La disminución en el valor internacional de las materias primas ha golpeado de manera considerable los ingresos generales y también los fiscales, que se nutren abundantemente de las aportaciones de la compañía estatal Codelco, la mayor productora mundial de cobre, la principal exportación de Chile.
Ello, combinado con un considerable estancamiento de la inversión, sobre todo en su componente de formación bruta de capital fijo, que el año pasado aumentó sólo un 0,4 %, dibuja un panorama para 2014 más bien gris.
El anterior gobierno, encabezado por Sebastián Piñera, proyectó un crecimiento de 4,9 % en el presupuesto fiscal para este año, pero todo apunta a que esta estimación será corregida a la baja por el Banco Central a fines de este mes, a un rango de 3,25 a 3,75 %.
El gobierno de Bachelet es consciente de que el crecimiento será bajo en su primer año y por ello está concentrado en tratar de estimular la actividad mediante propuestas de innovación, aumento de la productividad laboral e inversión en proyectos de energía, que estuvieron prácticamente estancados durante la administración anterior.