La decisión de las inmobiliarias de reforzar su enfoque en el desarrollo de proyectos para el NSE B en lugar del NSE C trae para las inmobiliarias mayores retos que sólo elegir los terrenos y diseñar el formato de los departamentos. La consolidación de esta tendencia implica adaptar la estrategia comercial, afrontar retos financieros por la menor dimensión de los proyectos y buscar perfiles de personal distintos.