La reunión del Banco Central Europeo marcará, el jueves, la despedida de un muy buen presidente como lo es Mario Draghi. El funcionario estabilizó a la Eurozona desde su asunción, cuando decidió un recorte de tipos de interés, que habían quedado inexplicablemente altos desde la época de su antecesor, Jean Claude Trichet. A su vez, impulsó una reforma del estatuto del BCE, permitiendo un plan de estímulo que llegó demasiado tarde, y que no logró los resultados esperados, pese a los montos y plazos que manejó. Tal vez terminó antes de lo debido dicho plan, a fines de 2018, y no pudo, como prometió, elevar la tasa en septiembre de este año, donde lejos de tomar dicha acción, anunció un nuevo plan que comenzará en dos semanas, y que será administrado por Christine Lagarde, quien sucederá a Draghi. Super Mario se despide con un discurso que seguramente hará trastabillar nuevamente al euro en el mediano plazo.
Y si no es Draghi quien haga caer al euro, pueden ser los datos de manufacturas de Alemania, que se conocerán apenas horas antes de su discurso. Las mediciones de los últimos meses muestran que el sector se encuentra en su peor nivel desde la crisis de la década pasada, y con tendencia a seguir cayendo. Otra vez, el euro puede apuntar a 1.0700, luego de un alza “artificial” derivada de un Brexit también poco explicable.