Los últimos datos macro de la zona euro han trasmitido signos de estabilización y de una disminución en el ritmo de desaceleración. Por ejemplo, las cifras de los PMI (servicios, compuesto) han mostrado brotes verdes e indicios de recuperación, mientras que el sentimiento de los inversores y la confianza han repuntado. Aunque es demasiado pronto para decirlo con seguridad, todo apunta a que lo peor ya ha pasado y que, por lo tanto, la reactivación económica ganaría más impulso en el 2020. Esto es uno de los factores que podría reforzar los flujos de capital hacia los mercados europeos y, por ende, hacia el euro en el nuevo ejercicio.