Así lo confirmó el miércoles, el ministro de Economía, Luis de Guindos, que achacó esta rebaja a las nuevas proyecciones macroeconómicas, más favorables para España, y a los nuevos cálculos que ha hecho el Tesoro sobre las necesidades de liquidez del país.
Varios son los factores que han permitido a España abaratar en los últimos meses de forma notable sus costes de financiación, entre ellos el cambio de percepción que los inversores tienen del país, que han elegido la deuda española como “activo refugio” frente al recelo que despiertan algunos países emergentes.
El secretario general del Tesoro Público, Íñigo Fernández de Mesa, explicaba hace unos días que inversores conservadores del centro y del norte de Europa, procedentes de Alemania, Finlandia o Dinamarca, están aumentando sus compras de deuda española.
También ha influido la mejora de las notas que las dos principales agencias de calificación, Moody’s y Fitch, aplican a España; ambas sostienen que la recuperación de la economía y la reducción del déficit público se mantendrán a medio plazo.