Hoy, Reino Unido ha despertado con la noticia de que la empresa más antigua del país del sector de viajes, Thomas Cook, ha finalizado sus operaciones y entrado en proceso de liquidación ya que no pudo obtener la financiación necesaria para seguir operando.
El "brexit" y los altos costes de combustible y hospedaje han presionado a la empresa, a tal punto de declararse en bancarrota. El precio de su acción cayó a un mínimo de 2,00 para después cerrar definitivamente y para siempre en 3,45. Esta caída en las acciones de Thomas Cook viene desde el año pasado tras alcanzar un máximo de 149,70.
La desaceleración económica y la falta de claridad política han hecho que los británicos se piensen dos veces antes de realizar un viaje. Debido a la caída de la libra esterlina, los británicos hacen sus cálculos y se dan cuenta de que las vacaciones en Europa ahora son caras y esto reduce los ingresos de Thomas Cook y otros turoperadores.
Thomas Cook arrastra 1.700 millones de libras de deuda. Mientras las labores de rescate de 150.000 turistas británicos y 350.000 de otras nacionalidades han empezado ya este lunes, el coste de la repatriación de todas las personas afectadas por la quiebra ascenderá a unos 100 millones de libras. Algunos en Reino Unido se preguntan si el Gobierno debería haber intentado un rescate del grupo, que tenía 22.000 empleados que ahora están en la calle.