El trading, como cualquier trabajo que se realiza desde casa, hay que realizarlo de forma dosificada. Pasarnos de “la dosis” que nuestro cuerpo admite puede convertir el trading en nuestra mayor droga.

Las personas que trabajan de forma independiente quieren que el trabajo que realizan sea rentable y sobre todo beneficioso. Pero si encima es un trabajo que se realiza en la soledad del hogar, sin más trato con el mundo exterior que el teléfono o el ordenador, puede convertirnos en personas recelosas de pisar “realmente” la calle y mantener contacto “real” con otros.

Según nos hemos ido iniciando en el mundo del trading, nos damos cuenta de que nos gusta relacionarnos con otros traders. Poco a poco no nos apetece hablar más que de gráficos, de cómo va este o aquel activo, de cómo entrar en cortos en tal cotizada, de que menudo gap que está haciendo tal valor, de que yo puse este stop loss y me barrieron,… Muchos de los términos que empezamos a utilizar para “el ciudadano normal” no significan nada y, lo que es peor, nuestra familia y amigos empiezan a mirarnos “raro”.

Como traders pasamos por dos etapas: la primera es cuando nos formamos en el trading y la segunda es cuando operamos como traders. La primera etapa no termina nunca y se solapa con la segunda; puesto que el mercado está en continuo movimiento nosotros no podemos estancarnos y debemos movernos con él.

Ya sabemos que uno de los pilares del trading es la gestión de capital y que es importante llevar un diario de trading. Otro de los pilares es la psicología del trading. Pues mezclando todo esto nos encontramos con algo muy importante no sólo como traders, sino como personas: la gestión de nuestro tiempo.

Pues hacer trading es lo mismo. Debemos dedicarle un tiempo diario a nuestro aprendizaje. Ese tiempo varía dependiendo de cada persona, pero de media hora a una hora es suficiente para que nuestro cerebro no se sature. Luego hay que dejarle un tiempo para asimilar esa nueva información.

En la segunda etapa empezamos a operar como traders (pero recordad que nuestra formación es continua). Hay dos tipos de traders: los que se dedican en exclusividad al trading y los que tienen su trabajo y además el trading.

Pues bien, los que comparten su afición al trading con otro trabajo tienen la suerte de poder “desconectar” por unas horas de él. Sí, he dicho “suerte”. A muchos les gustaría poder estar todo el día observando los gráficos, he incluso he oído decir a algunos que ojalá el día tuviese más de 24 horas para poder seguir “enganchado” al ordenador.

Pero nada más lejos de lo saludable. El trader que se dedica en exclusividad al trading es muy consciente de que ese es su trabajo y que sólo tiene que dedicarle unas horas al día. Como en cualquier trabajo, si estamos muchas horas, nos empezamos a sobresaturar y no rendimos. Lo realmente importante es la calidad de esas horas y no la cantidad. Hay que trabajar de modo inteligente y no mucho. Ya que si trabajamos mucho, vamos a terminar haciendo las cosas mal, como por ejemplo, introduciendo órdenes de compra/venta que no tienen que ver con nuestro plan de trading.

¿Cuál es la diferencia con otros trabajos? Que en el trading está nuestra cartera en juego, es decir, nuestro dinero; no tenemos una nómina a final de mes que nos pagarán tanto si hemos trabajado bien como si no. Si no lo hacemos bien en el trading nos quedamos no sólo sin los beneficios de “una nómina” ¡sino sin nuestro propio dinero!

Por eso los que tienen otro trabajo tienen más suerte. Su cerebro está acostumbrado a diversificar el espacio/tiempo tanto para su trabajo como para el trading.

Recuerda que nuestro cerebro se cansa. Incluso si nos movemos y proporcionamos a nuestros cerebros oxígeno, agua y un poco de comida de vez en cuando, no es suficiente. ¡Nuestro cerebro necesita un descanso!

La incógnita que soluciona esta ecuación es saber gestionar bien nuestro tiempo. Es fundamental para poder gestionar bien nuestro trading. No podemos quedarnos en casa “enganchados” a hablar sólo de trading porque es lo que en ese momento nos gusta y nos apetece. Tenemos que salir, dejar que nos hablen de cualquier otra cosa y hacer que nuestro cerebro se acostumbre a tener diferentes parcelas y espacios para toda la información que “nos lanzan” los que nos rodean.

Sólo así podremos disfrutar tanto del trading como del resto de nuestra vida.