Una adolescente sueca ha dejado temblando a productores de petróleo, aerolíneas y otras empresas que emiten grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera. Alentados por Greta Thunberg y otros activistas, los inversores que demandan requisitos más ecológicos han provocado una caída de las valoraciones de las energéticas, las aerolíneas y los fabricantes de coches. Estas acciones seguirán devaluadas si aumenta el coste de capital y los prestamistas endurecen su postura con los sectores más contaminantes.
OPV Tecnológicas. A pesar de un año desastroso, se espera que las OPV del sector tecnológico alcancen un punto óptimo. Los mercados atraerán las salidas a Bolsa que quedaron aplazadas en 2019. Habrá mejores resultados que los obtenidos por Uber, que cuyas acciones han caído en picado. Airbnb, por su parte, defiende su favorable trayectoria en 2019. Marquen estas casillas.
EEUU-China. El mayor temor de los inversores es la guerra comercial entre las dos potencias. Donald Trump aumentó la presión cuando llegó a la Casa Blanca. En China, las tensiones comerciales se han sumado a una ralentización del crecimiento económico. Pero, a pesar de situarse a la cola de los índices mundiales, las acciones chinas no parecen especialmente devaluadas y cotizan dentro de la media precio/beneficios de los últimos diez años. La combinación Donald Trump/Xi Jinping mantendrá a los inversores en vilo en 2020.
Brexit, libra y dólar. El Brexit es inevitable y la libra se ha estabilizado. Los británicos se sentirán aliviados. La caída de la libra ha servido para reforzar al dólar. Pero si la tendencia cambia, habrá efectos colaterales asociados a un dólar devaluado: un aumento de las materias primas y de las acciones de las mercados emergentes. Será un buen año para estos activos.