En el contexto financiero y macroeconómico tan incierto en el que vivimos actualmente, la situación es delicada para el conjunto de las clases de activos. La volatilidad sigue siendo muy alta tanto para las acciones como para el mercado de divisas o bonos. Los movimientos diarios observados de la deuda italiana o española, dos emisores gubernamentales muy importantes, han alcanzado niveles no vistos antes. En cuanto a los hedge funds en un mercado sin una dirección clara, se esfuerzan con dificultad por diferenciarse, y presentan en su mayoría resultados negativos. La correlación entre los activos es muy alta. Por lo tanto, conociendo la evolución del franco suizo en relación con el euro o el dólar, ahora es posible determinar la evolución de los mercados de valores e incluso en algunos sectores, también determinar la evolución de las obligaciones y los spreads entre los diferentes emisores gubernamentales europeos. En efecto, y sin perjuicio de las últimas noticias conocidas, una nueva apreciación del franco suizo significa una depreciación de las acciones, una bajada aún más fuerte de los títulos bancarios, un buen comportamiento de las obligaciones alemanas o francesas y un estiramiento de los spreads de crédito para Italia y España.

A menos de que se dé un escenario negro en el crecimiento económico mundial y en el resultado de la deuda europea, lo que equivaldría a centrarse casi exclusivamente en el efectivo y en el bono alemán a largo plazo, creemos que es necesario tener las carteras muy diversificadas, tanto en términos de clases de activos como dentro de estos mismos tipos de activos. Sin embargo, hay que ser muy selectivo en el ámbito de las acciones. Actualmente no sólo hay que ser capaz de invertir en las áreas geográficas más interesantes, sino también de elegir el sector adecuado y de seleccionar los títulos adecuados, ya que el comportamiento del mercado de valores puede variar.