El primer ministro británico, David Cameron y su homólogo chino, Li Keqiang, han firmado unos acuerdos comerciales por valor de 14.000 millones de libras (17.500 millones de euros) en áreas que abarcan desde la energía nuclear hasta el transporte ferroviario de alta velocidad.
La primera visita de Li al Reino Unido, desde que asumiera el cargo en 2003, se interpreta como el fin de una tensa relación entre ambos países, después de que Cameron se reuniera en 2012 con el líder espiritual tibetano, el Dalai Lama.
Durante un encuentro en Downing Street ambos mandatarios han cerrado un acuerdo de 11.800 millones de libras (14.750 millones de euros) por el que la británica BP suministrará gas natural licuado a la petrolera estatal china CNOOC durante veinte años.
Los gobiernos chino y británico han firmado además un documento que desarrolla el plan inicial para cooperar en la construcción de plantas nucleares que se rubricó en octubre de 2013, durante una visita a Pekín del ministro de Economía británico, George Osborne.
«La economía británica es la que está más preparada en Europa para dar la bienvenida a la entrada de capital», ha dicho Cameron, que ha subrayado que el Reino Unido es el destino más «popular» para los inversores extranjeros en el continente europeo.
Coincidiendo con la visita del mandatario chino, el Ministerio de Interior británico ha anunciado la elaboración de un proyecto para facilitar la entrada al Reino Unido de estudiantes, turistas y empresarios del país asiático.
China y el Reino Unido intercambian anualmente un volumen comercial de más de 50.000 millones de euros, tras registrar en 2013 un crecimiento del 11%, muy superior al 2,1% del comercio entre China y toda la Unión Europea. En el último año y medio, el país asiático invirtió cerca de 8.000 millones de libras (10.000 millones de euros) en el Reino Unido, una cifra mayor que la registrada en los 30 años anteriores.
Además, como símbolo de esa reconciliación y cooperación, no sólo económica, entre China y Reino Unido, Li fue recibido esta mañana en el castillo de Windsor por la reina Isabel II para tomar el té.