Confesiones de la madre de uno de los ocho obreros que murió construyendo uno de los estadios del Brasil 2014


En Brasil se juega un partido del Mundial y hay júbilo en la calle. Pero en una casa de Diadema, suburbio de Sao Paulo, falta la decoración verde y amarilla del resto de la cuadra. Aquí vivía Fábio Hamilton da Cruz, un obrero muerto construyendo el estadio mundialista de la ciudad.

El portón de entrada lo abre su madre, Sueli Rosa Dias, una mujer de 45 años, delgada y de pelo largo recogido. "Disculpe la casa de pobres", dice cuando invita a pasar.

Se sienta en un sofá negro, el mismo donde Cruz durmió por última vez el 29 de marzo. Dias recuerda que esa noche abrigó con una manta a su hijo soltero de 23 años, antes de que él despertase a las 04h30 de la madrugada para ir a la obra del Arena Corinthians.

"Fábio esperaba la Copa desde hacía mucho, principalmente después de que fue a trabajar al Itaquerão. Porque su sueño era ver el estadio pronto. Acostumbraba a decir que estaba dando su sangre para construir aquello por lo que él sentía orgullo", señala Dias, que trabaja como empleada.

El entusiasmo de Cruz se debía a por su pasión por Corinthians, el club al que pertenece el estadio, y también por ver a Brasil disputar el Mundial en casa. Hasta había comprado la camiseta de la Seleção para ese momento.

Dias extrae la casaca amarilla del ropero donde la había guardado su hijo, y la mira.

"No veía la hora de que comenzara la Copa para poder usar la camiseta. No llegó ni a usarla", comenta. "No tuve el coraje de deshacerme de ella".

Aquel sábado Cruz cayó de una altura de ocho metros cuando trabajaba en la instalación de las tribunas temporales de la zona sur del estadio mundialista. Murió horas después en un hospital.

Fue el último de los ocho obreros que perdieron la vida construyendo los modernos y costosos escenarios deportivos que hoy centran la atención del mundo.

"Para mí la Copa del Mundo no existe", afirma Dias. "(Con) el dolor que estamos sintiendo por la muerte de Fábio, no tenemos cómo conmemorar la Copa, no tenemos cómo aprovecharla. Ni seguí los partidos que Brasil jugó o va a jugar".

"Qué hay detrás"

En la construcción del Arena Corinthians fallecieron tres obreros. Dos de ellos fueron víctimas de un accidente fatal en noviembre, cuando una grúa cayó contra una de las tribunas.

Otros cuatro trabajadores murieron en el Arena Amazonía de Manaos y un obrero falleció en el Estadio Nacional de Brasilia.

En el caso de Cruz, su madre decidió reclamar ante la justicia eventuales responsabilidades e indemnizaciones de las empresas a cargo de la obra, un proyecto que en total costó al menos US$370 millones.

"Se especula mucho. Unos dijeron que fue negligencia de Fábio, que estaba sin cuerda de vida", explica Dias.

Pero asegura que esa cuerda era muy corta para mantenerla enganchada mientras él se movía por la tribuna, por lo que debía desprenderla con frecuencia. "Fue en ese intervalo en que la sacó para prenderla, que cayó", sostiene.

"Al mismo tiempo, lo que se dice y especula mucho es que si tuviera una red de seguridad (y) otras cosas para dar más seguridad… No es que no podría haberse caído, podría hasta haberse lastimado, pero no haber sido una caída fatal como fue", agrega.

Luego del accidente, el Ministerio de Trabajo y Empleo interrumpió por algunos días el montaje de las tribunas temporales del Arena Corinthians y exigió a la empresa Fast Ingeniería mayores medidas de seguridad, incluidas redes de protección para los obreros.

El calendario de construcción del Arena Corinthians tuvo diversos atrasos y el estadio apenas llegó a tiempo para recibir el primer partido del Mundial el 12 de junio.

Dias relata que su hijo había trabajado desde el lunes previo al accidente y ese sábado fue a la obra para ganar un dinero extra. Y dice que alcanzó a verlo por última vez en el hospital, antes de que falleciera.

Ahora, en medio de la fiesta mundialista, ella pide reflexionar

"Es un derecho de todo el mundo aprovechar la Copa, alentar a su país. Pero las personas deberían pensar también qué hay detrás de eso", sostiene.

"No es porque yo esté infeliz que todo el mundo debería estarlo", añade. "Pero el pueblo debería unirse más para exigirle a nuestros políticos seguridad, no sólo para obreros de la construcción civil, sino para todo tipo de empresa y trabajador".