¿Cuántas veces nos hemos quemado los dedos en nuestra vida? Muchas.
¿Cuántas veces nos los hemos quemado tocando una plancha? Probablemente, una o ninguna.
A priori, mirando una plancha, uno no puede averiguar si está caliente o no, pero como todos sabemos que las planchas son objetos del diablo que probablemente nos quemen, extremamos las precauciones. Esta idea de control del riesgo, podemos aplicarla a la Bolsa.
Hay ocasiones en las que queremos cazar un rebote y sabemos que la oportunidad se va a resolver en una o dos velas como máximo. En este tipo de situaciones, sencillamente, uno no puede esperar a ver la confirmación del rebote porque, para entonces, sería demasiado tarde. La ventana de oportunidad es muy estrecha.
Aprendamos de la plancha para salir del paso en estas situaciones comprometidas.
Queremos averiguar si está caliente o no, así que nos decidimos a tocarla, pero ¿la agarramos directamente con la palma de la mano? Ni locos.
En su lugar, lo que hacemos es rozar rápidamente con un dedo. Si quema, el daño es ínfimo. Si está fría, entonces podemos agarrarla con más confianza.
Cuando creemos presenciar una oportunidad de hacer dinero en la que sospechamos que, si esperamos a ver confirmaciones, el tren pasará de largo, podemos sacrificar parte del beneficio potencial a cambio de reducir enormemente el riesgo de salir escaldados si nos sale mal la jugada.
La idea es entrar en la posición con menos dinero del habitual (una cantidad que, si la perdemos, nos importe francamente poco). Eso sí, entramos en el punto de máximo riesgo (y máxima rentabilidad potencial). Conforme se desarrolle la vela siguiente (en el caso de gráficos diarios, conforme nos acercamos al cierre de la jornada) sabremos si nos han barrido o no, y si hemos acertado con nuestro planteamiento.
En el caso de habernos equivocado, la pérdida será ínfima. Pero si observamos que no andábamos desencaminados, antes del cierre de la vela, pondremos el dinero restante para convertir esta operación en una con la carga habitual. De este modo, habremos capturado el movimiento desde el principio, reduciendo el riesgo.